Según la Bolsa de Cereales de esa provincia, se implantaron 49.300 hectáreas, un 42 por ciento menos que el año pasado y el área más baja en cinco campañas.
En paralelo, el cultivo está llegando a cosecha en general en buen estado aunque las estimaciones de rindes no son alentadoras debido al impacto de la falta de lluvias durante el invierno.
Todo esto, mientras los operadores miran de reojo un mercado deprimido en materia de precios y que tiene algunos incentivos para subir, aunque es un repunte que asoma difícil a corto plazo.
Panorama internacional
José María Lázara, ex presidente de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera) y de la Confederación Internacional de Legumbres (GPC), fue el moderador de un panel en el marco de la Jornada de Actualización Técnica y Comercial de Legumbres Secas que se desarrolló en la ciudad de Córdoba.
El espacio de debate reunió a ejecutivos de firmas exportadoras: Jorge Reynier, Matías Macera, Pablo Campo, Mercedes Amuchástegui y Nicolás Karnoubi, quienes dieron su visión sobre qué se puede esperar del mercado de legumbres en este final de 2019 y durante 2020.
Para Lázara, algo alentador es que en muchos países se espera una caída de la cosecha, como Estados Unidos, donde se redujo un 20 por ciento; o Canadá, principal exportador, donde se achicó 80 por ciento.
Sin embargo, ambas naciones tienen un amplio stock disponible: 250 mil toneladas en Estados Unidos, más que las 240 mil que cosechó este año; y 100 mil en Canadá, el triple de las que obtuvo en la última campaña. A eso se suman 160 mil toneladas en la India, 100 mil en Rusia y 40 mil en México.
“Estados Unidos y Canadá tienen una cosecha completa guardada. En ese contexto, si Argentina produce cinco mil toneladas más o menos no mueve la aguja”, reconoció Amuchástegui, de la firma cordobesa Tecnocampo.
Actualmente, dijo que el precio, en campo, se sitúa entre 250 y 300 dólares la toneladas, uno de los peores de la historia, y lejos del récord de hace sólo dos años cuando trepó a 1.000.
Un dato para destacar en este contexto, y que suele favorecer a Argentina aunque este año no ayudaría tanto, es que la producción local siempre entra al mercado global en un momento en que no hay gran oferta: entre noviembre y diciembre. India ingresa en marzo; México, en abril; Rusia, en agosto; y Estados Unidos y Canadá en septiembre y octubre.