Como muchas mujeres en los años ’50, Bette Nesmith Graham trabajaba como secretaria. Divorciada y madre de un niño pequeño, Graham había trabajado antes en arte y modelaje hasta que consiguió un trabajo fijo en el Banco de Texas. Sin embargo, frustrada con sus errores de tipeo en la máquina de escribir que no podía corregir, desarrolló su propio método: tapar los errores con témpera blanca y un pincel, lo que años más tarde se convertiría en liquid paper, según relata The New York Times en su sección de obituarios olvidados.
Como no tenía en aquel entonces el dinero para pagar el registro del nombre de su producto, trámite que costaba unos US$ 400, se dedicó a perfeccionarlo buscando la fórmula ideal, usando su propia cocina como laboratorio. “En ese entonces muchas veces me desmotivaba, quería que el producto fuera perfecto para cuando lo distribuyera y parecía llevar tanto tiempo”, contó a la revista Mujer de Texas en 1979. Debido a la mala relación con su jefe, optó por mantener en secreto su invento vendiéndolo a otras secretarias disfrazado en botellitas de esmalte de uñas primero y luego a locales.
A medida que el negocio empezó a crecer y su hijo también, Graham le pagaba a los amigos de su hijo Michael US$ 1 para que la ayudaran a embotellas y etiquetar el producto en su garage. Cuatro años después, Graham accidentalmente firmó una carta del banco con el nombre de su compañía, Mistake Out, y fue despedida en 1958. Esto le dio la oportunidad de dedicarse a su negocio full time, se decidió por el nombre Liquid Paper y lo patentó.
Logró tener de clientes a empresas grandes como General Electric y IBM. Una década después logró abrir su propia fábrica y para 1975 la compañía producía 25 millones de botellas de liquid paper al año. La empresa se volvió exitosa y le permitió a Graham crear dos fundaciones que ayudaran financieramente a mujeres en el arte y en los negocios. Pero su segundo marido, con quien se casó en 1962, se involucró mucho en la compañía e intentó sacarle el control por lo que se divorció en 1975. En 1979, vendió la compañía a Gillette Corporation por US$ 47,5 millones. Seis meses después falleció repentinamente de un paro cardíaco a los 56 años.
Su hijo Michael, miembro de la popular banda de los ‘60 The Monkees heredó los US$ 25 millones de su madre y se hizo cargo de las fundaciones, buscando mantener viva su memoria. “La mayoría de los hombres son ignorantes, no entienden mucho realmente, así las mujeres tenemos que continuar con determinación y fortaleza. Nunca retroceder“, dijo Graham en una entrevista en 1977 en Business Archives Project.
Fuente: Apertura