En el marco de la Segunda Jornada Nacional de Gestión de Residuos, especialistas del INTA destacan el potencial de esta práctica para minimizar el impacto ambiental y optimizar los sistemas productivos. Se trata de volver a aprovechar aquellos materiales que se descartan y de valorizarlos a través de la producción de energía y fertilizantes, lo cual aporta a la sustentabilidad de las cadenas y permite consolidar un círculo virtuoso.
José Luis Spontón –director del Centro Regional Santa Fe del INTA– puso de relieve el rol de la institución en la generación de herramientas para la gestión de los residuos de las producciones agropecuarias. “El desafío de este encuentro es encontrarle un valor y una posibilidad de uso a los residuos”, aseguró. De la apertura, también participaron Alejandro Longo –director del INTA Oliveros– y Martín Calori –presidente del Centro Comunal de Oliveros–.
Eduardo Comerón, técnico del INTA Rafaela, remarcó el potencial de la intensificación productiva. “En los últimos 50 años, la producción mundial de carnes –bovina, porcina, aviar, caprina y ovina– aumentó un 421%, y se prevé que para el 2050 esta tendencia continúe en aumento”, señaló y agregó: “El objetivo es ver cómo darle un valor económico a esos residuos”.
Una de las principales consecuencias de la intensificación es la concentración animal, es decir, más animales por unidad de superficie y mayor producción individual. En este sentido, Comerón expresó que el desafío es “aprovechar los flujos de energía y nutrientes causados por esa intensificación, a través de la gestión de los residuos, para optimizar los sistemas productivos y evitar la degradación de los recursos”.
Néstor Maceira, coordinador del Programa Nacional Ecorregiones del INTA, presentó las tecnologías, en las que trabaja el instituto, para la gestión ambiental de los residuos y efluentes agropecuarios y agroindustriales. “Desechar los residuos sin un tratamiento previo provoca la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación del agua y la proliferación de plagas como moscas y ratas”, afirmó.
Según el técnico, “estamos evaluando algunas tecnologías para el tratamiento y reutilización de los desechos productivos, como la biodigestión anaeróbica –que genera gas metano y biofertilizante–, el compostaje –transformación biológica de la que se obtiene abono orgánico– y la geocontención –proceso de filtrado para la separación de los componentes sólidos y líquidos de los residuos–”.
Adrián Andriulo, coordinador del Programa Nacional de Suelos, se enfocó en las oportunidades de reutilización de los residuos como insumo. “Es importante caracterizar la composición de los desechos, determinar las prácticas de manejo adecuadas en cada caso, evaluar el impacto a largo plazo en los cultivos y en la recuperación de los suelos degradados”.
Por su parte, Claudia González, coordinadora del Programa Nacional Agroindustria y Agregado de Valor del INTA, resaltó el cambio conceptual que se registró en el significado de los residuos, ya que pasaron de ser desechos sin valor económico a ser insumos útiles y comercializables.
“Sin dudas, agregarle valor a la biomasa residual constituye una oportunidad económica, ambiental y socialmente viable por tratarse de un insumo disponible localmente”, dijo González. Entre los recursos que están disponibles y que podrían utilizarse, González ejemplificó: caña de azúcar en Tucumán; arroz, tabaco y forestal en Corrientes y Misiones; restos de poda de vid y procesamiento de uvas en Mendoza y San Juan, entre otros.
El valor de los residuos
“Si tenemos en cuenta los residuos que generan todas las cadenas productivas del país, la cifra de los desechos asciende a 148 millones de toneladas al año”, aseguró José María Méndez, del INTA Totoras –Santa Fe–, al tiempo que resaltó el potencial de los residuos como insumos estratégicos para la generación de bioenergía y fertilizantes.
El establecimiento ganadero “La Micaela”, ubicado en el partido de Carlos Tejedor –Buenos Aires–, se destaca por su iniciativa para instalar un sistema que permite el tratamiento del estiércol, generado por los 500 novillos que integran el rodeo.
“Este emprendimiento recupera los residuos sólidos y líquidos que generan las vacas, confinadas en cuatro corrales con pisos de cemento e interconectados mediante canales que envían esos desechos a un depósito impermeabilizado”, explicó Méndez.
De acuerdo con los datos preliminares, el técnico señaló que el rodeo produce 1.500 kilos de materia seca por día, lo que representa 1.270 kilos de materia orgánica, 60 kilos de nitrógeno y 30, de fósforo. “De este modo, el productor podría recuperar U$S 26.000 al año en concepto de nitrógeno y fósforo, sumado a todos los micronutrientes que incorpora a través de la materia orgánica”, indicó.
Así, esta empresa agropecuaria genera biogás, que transforma en energía eléctrica y que, luego, la “inyecta” en la red del pueblo. Además, a partir de esos mismos residuos, produce fertilizantes que aplica en los cultivos de maíz –fuente de alimento para el rodeo–.