El Centro de Investigaciones Sociales y económicas de Fundación Libertad, elaboró un informe revelador sobre la insostenible presión fiscal sobre el sector agrícola.
Tras la publicación del último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en donde se estimó que la participación del Estado en la renta agropecuaria ascendió en el mes de septiembre a 81,7%, las miradas se focalizaron en el sector agropecuario. Es por ello que resulta imprescindible analizar cuál es la contribución de este sector a los ingresos públicos.
En los últimos diez años, los derechos de exportación han crecido ininterrumpidamente con excepciones puntuales como en los años 2009 y 2013. En este último año, el salto devaluatorio de enero permitió que los derechos de exportación crecieron 86.5% respecto a un año atrás.
En tanto, las liquidaciones agrícolas en dólares pasaron de caer en torno a 40% en agosto y septiembre a crecer 21% en octubre, especialmente por el repunte en las últimas dos semanas del mes.
En lo que va del año, las retenciones acumulan un alza de 49.4% respecto al mismo período de un año atrás, resultado que se vincula casi exclusivamente a la devaluación del tipo de cambio oficial, ya que la caída del valor internacional de las principales commodities agrícolas repercutió en menores precios. Este número representa aproximadamente el 8% de la recaudación tributaria total. Por cierto, a lo largo de la última década los derechos de exportación han mantenido una participación promedio del 9% en los ingresos tributarios. En otras palabras 9 de cada 100 pesos que recauda el Estado Nacional provienen de los impuestos a las exportaciones.
Si se desagregaran las partidas de los derechos de exportación, los productos del reino animal y vegetal, sumado a las grasas y aceites animales o vegetales y productos de su desdoblamiento alcanzaron en el año 2013 los $21.764 millones, o lo que es lo mismo, el 39,24% de los derechos de exportación. La participación de los productos del campo dio un salto del 8% en el año 2010 al pasar del 35% al 43%. Si bien se mantuvo en estos niveles por los siguientes dos años, en el 2012 cayó levemente hasta alcanzar los valores actuales.
En síntesis, el Estado hoy se queda con el 81,7% de la renta agrícola. Es decir, por cada $100 de renta que genera una hectárea promedio en Argentina, $81,7 van a las arcas públicas en concepto de retenciones, impuestos como el de Ganancias y sobre los créditos y débitos bancarios (conocido como impuesto al cheque) y el IVA, además del Impuesto Inmobiliario Rural, que es provincial y uno de los más costosos.
La economía Argentina registra en la actualidad, la mayor presión tributaria de América latina, por encima incluso de los países más desarrollados. Con una estructura regresiva, donde el mayor peso de la recaudación sobre los impuestos que paga toda la población, y sobre los sectores más dinámicos y competitivas de la economía. Esto demuestra que el sistema tributario argentino requiere un análisis profundo y una reforma impositiva integral, para lograr un Estado que deje de “reprimir” al sector privado y permita fomentar las bases de un desarrollo económico duradero.