Hace poco menos de un mes mirábamos atentos a los pronósticos porque el exceso de lluvias, que generó los fuertes retrasos en las siembras en Estados Unidos, llevó a los precios a valores máximos.
Con la siembra finalizada, seguimos prestando atención a los pronósticos ya que de ellos depende el desarrollo de los cultivos, que empiezan a entrar en los períodos críticos. Por esto mismo, el calor y las altas temperaturas empezaron a generar temores aunque luego los mapas climáticos mostraron cierto alivio.
Todo esto se traduce en vaivenes en los precios, con jornadas marcadas por la volatilidad y con una semana que termina intentando recuperarse de las pérdidas registradas.
Al clima se lo sumó otro factor de presión. Y es que el USDA, en su informe semanal, mostró que los cultivos de maíz y de soja se encuentran en mejor estado del que se esperaba. Pero más allá de las bajas recientes, hay muchos elementos de incertidumbre como para anticipar un cambiode tendencia.
Aún resta definir la superficie realmente sembrada con cada cultivo así como también las hectáreasque se perdieron o se destinaron al seguro de siembra preventiva. Las cifras de los últimos reportes del gobierno (especialmente el de finales de junio de área) no fueron bien tomadas por el mercado y por esto el USDA revisará los números en su informe de agosto.
Lo único seguro es que ninguna otra campaña mostró similares retrasos y que el área será menor a la inicialmente proyectada. Recordemos que por el conflicto comercial con China, la intención original del farmer norteamericano era de sembrar más maíz que soja. Probablemente ocurra pero en menor proporción en ambos cultivos.
Y no olvidemos que sólo el 17% del maízy el 22% de la soja están floreciendo cuando el promedio marca un 42% y 49% respectivamente para esta época. Ademássi bien el gobierno subió la proporción en condiciones entre buenas y excelentes ambos siguen muy por debajo del promedio de los últimos cinco años.
El mercado local sigue los vaivenes del externo. Sólo en el maíz que está en plena recolección se observa una comercialización un poco más activa. En la soja, las ventas están frenadas ya que por un lado, los precios de los cereales siguen siendo más atractivos: quien pueda elegir por vender maíz o trigo seguramente lo haga en detrimento dela soja. Además los precios futuros muestran un mercado en carry que incentiva a diferir las ventas. Y por otro lado, la incertidumbre climática y productiva de Estados Unidos genera optimismo.
Respecto a la nueva campaña, son muy buenas las perspectivas para el maíz. Las condiciones favorables para la siembra, un contexto internacional de oferta más ajustada por la situación en Estados Unidos y precios que son atractivos, auguran un año récord.
Por el lado del trigo, los productores están concentrados en terminar de sembrar y con precios para la nueva campaña que se han debilitado, no hay incentivo para realizar nuevas ventas.
Las proyecciones son optimistas. Nos encaminamos a un aumento en el área sembrada a niveles no observados en 18 años y, con buen clima mediante, se anticipa una producción de 21,5 millones de toneladas. Y externamente Australia, que es uno de los mayores exportadores del mundo y que compite directamente con nosotros por tener el mismo ciclo comercial, vuelve a tener otro año de sequía y esto nos abre la puerta a sus principales destinos tal como ocurrió el año pasado.
A la situación de Australia se suman otras regiones productoras que también registran problemas, como Rusia, y que redundaron en un recorte en la estimación de producción mundial por parte del USDA.
Sin embargo, los indicios de buena demanda no implican necesariamente mejores precios, que dependerán de muchos factores al momento en que ingrese el cereal en cosecha. Por esto recomendamos ir haciendo ventas parciales de manera de ir cerrando márgenes en la medida que los precios acompañen y asípoder aprovechar potenciales mejoras.
Autora: Daniela Reale – Analista de mercados en BLD S.A.