Lucas Antonetti (41), no solo clasificó para participar del Ironman de Hawai el 12 de octubre pasado, sino que fue uno de los contadísimos argentinos y único rosarino que participó de la competencia más exigente del planeta, quedando en el puesto 12 de su categoría.
El branch manager de Transcargo Argentina en Rosario y Mendoza, es un amateur que entrena religiosamente doble turno, sumando un tercero cuando se aproximan competencias, para lograr su máxima plenitud en la disciplina que involucra 3 etapas: 3800 metros de nado, 180 km de ciclismo y finalmente la maratón (42 k).
Sin llegar a metas tan altas, en los últimos años, la disciplina del running tomó un auge inédito en el país, sobre todo en el target de hombres y mujeres por encima de los 35 años. Edad donde la vida los encuentra, en su gran mayoría, casados y en puestos laborales de altos mandos, cuando no al frente de la propia empresa.
Del pelotón de miles de argentinos que alcanzan con cierta disciplina la media maratón (21k), hay un porcentaje nada despreciable que se “endulzó” con competencias más exigentes que demandan un entrenamiento que equivaldría, según los objetivos, a un trabajo de medio tiempo.
La experiencia de Lucas, aún hablando de un techo complicadamente más alto como su caso, sirve para demostrar a muchos rosarinos que “SE PUEDE”, según lo expresa el propio atleta.
¿Cómo se puede ser amateur a los 40, sin descuidar tu empresa o seguramente el cargo gerencial que se logra a esa edad?
“Lo primero que tenés que tener son objetivos muy claros y realistas. Los segundo es llevar un orden estricto” comenta Antonetti refiríendose a los 3 pilares de su vida: Familia, trabajo y deporte.
Para el aironman, el 3er desafío es no mezclar las cosas. “Si estás entrenando, te concentrás en eso. Cuando trabajo nada de lo deportivo distrae mis horas laborales, y cuando entro en casa estoy con la familia”.
El día de Lucas arranca entre las 6 y las 7 de la mañana con el 1er turno de entrenamiento. A las 10 ya está en la empresa cumpliendo la regla de oro: el deporte quedó atrás, y así será hasta las 18 hs donde lo espera bici, pileta o pasadas según la rutina marcada por su entrenador. El reencuentro familiar viene acompañado por una cena temprana y 21:30 ya finaliza el día.
Más allá de la disciplina horaria y alimentaria, Antonetti asegura que la energía para estar vital todo el día la da el deporte.
La esponsorización: un tema aparte
Para todo el que busca despegar en lo deportivo, entrar en el mundo de la alta competencia implica viajes, gimnasio, pileta, entrenador, nutricionista, equipamiento e indumentaria deportiva. Si dentro de la disciplina, el ciclismo (otro auge además del running) está incluido, la cosa se pone mucho más onerosa aún.
Las empresas han descubierto en las maratones una vidriera cada vez más popular para conquistar consumidores de un target apetecible. Pero en Argentina todavía estamos lejos del esponsoreo a los atletlas amateurs.
“La mayoría de los sponsors se logran a través de relaciones, muchas de las cuales te las da el propio trabajo” explica el aironman de Rosario, quien señala que ya en Buenos Aires las empresas comenzaron a involucrar al deporte dentro de sus propios empleados con la incorporación de un personal trainer para el personal.
Y otro dato no menor que también están advirtiendo algunas compañías: un deportista de elite está formado en valores sumamente preciados en cualquier puesto laboral: disciplina, tenacidad y sobre todo espíritu competitivo. La empresa LAN, sponsor del atleta, está en esa línea.
Por Fabiana Suárez