La lechería argentina, en términos comparados con otras presentes en el Mercosur, muestra signos de estancamiento. Los sistemas organizacionales de las empresas tamberas locales tienen síntomas de agotamiento que se evidencian en baja rentabilidad, alta rotación de personas, elevada complejidad disfuncional, estancamiento en el número de vacas lecheras e importantes niveles de estrés tanto en empresarios como en trabajadores. El sistema, más que atraer, tiende a expulsar personas (especialmente jóvenes).
“La alta rotación de personal de tambos hizo crisis en el CREA Rafaela en el año 2011: fue un semáforo rojo que todos supimos leer, nos hicimos cargo del problema y nos pusimos a trabajar. Entonces empezamos a escribir una historia superadora”, dijo Rubén Giorgis, asesor del CREA Rafaela, durante una conferencia ofrecida en el Congreso Tecnológico CREA.
“Sabíamos que las personas no se sentían bien, pero no entendíamos el porqué. A través de una encuesta a tamberos nos enteramos de cuáles eran los aspectos que menos le gustaban del sistema: el barro y el frío fueron los más destacados”, añadió. En la encuesta también se reflejó que los trabajadores querían disponer de tiempo suficiente para disfrutar de la vida social.
A partir de ese hito, los empresarios del CREA Rafaela hicieron “click” y aceptaron la propuesta de simplificar y mejorar condiciones laborales. Entonces empezaron a aparecer los resultados.
Luego, la región Santa Fe Centro de los grupos CREA se interesó en continuar con el tema. Y se formaron cuatro líneas de trabajo: investigación, aspectos legales, investigación y comunicación. El objetivo final: hacer de la lechería una actividad atractiva para las personas.
“La simplificación de las tareas hace que tanto propietarios como empleados entiendan lo que tienen que hacer, lo tomen como propio, lo hagan bien, lo perfeccionen y lo disfruten”, explicó Giorgis,
Algunos de los procesos que se han simplificado en tambos son la cantidad de rodeos (en general un solo rodeo de ordeño), crianza colectiva de terneros, autoconsumo de silaje (todos los días del año las vacas tienen su dieta cubierta, lo que disminuye sustancialmente el consumo de combustible y la actividad de los operarios) y bloqueo de pariciones.
“La calidad de vida mejora, porque la realización de las tareas en una forma simplificada deja más tiempo para el descanso, se organizan mejor los francos y las vacaciones. Los propietarios dejan de actuar como bomberos para dedicar su tiempo a temas más relevantes y vinculados con el crecimiento de la Empresa y el desarrollo de las personas”, comentó el asesor CREA.
Hoy estos sistemas amigables permiten que muchas personas, cada vez más calificadas, quieran trabajar en un ambiente agradable, con posibilidades de progreso económico, desarrollo familiar y vida social.
“Así como la siembra directa cambió la agricultura, un nuevo paradigma en la lechería se ha establecido en parte de la lechería argentina; está en cada uno de los que viven y sienten el día a día de esta apasionante actividad, que lo hagan propio, rompan preconceptos, se comprometan y se animen a cambiar”, manifestó Giorgis.
“Es la gran oportunidad para Argentina de dar un salto de competitividad, generando una nueva lechería de proyección nacional y de presencia mundial. Ya estamos en camino”, concluyó.
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