Jerónimo Batista Bucher, un adolescente argentino de 21 años, podría ser igual que miles de otros. Pero no lo es.
Jerónimo, oriundo de Vicente López, posee un objetivo grande, ambicioso, pero definido: pretende detener la contaminación plástica.
¿Cómo pretende hacerlo? En principio, a partir de su inmenso talento. El mismo que cautivó tiempo atrás, a fines de 2017, a la mismísima canciller alemana Angela Merkel en el transcurso del G20 de Alemania a partir de su fervor por la sustentabilidad.
Ese viaje al país germano le sirvió como excelente carta de presentación y permitió que se convirtiera en el primer argentino elegido por la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT, por su sigla en inglés) para participar del encuentro de denominado los 100 Líderes del Futuro a nivel global.
Graduado como abanderado nacional en la Escuela Técnica ORT de Belgrano y actual estudiante de Ingeniería electrónica y Biotecnología en la Universidad de San Martín (UnSam), a los 12 años arrancó en olimpíadas de ciencia y biología y empezó a competir a nivel nacional. Tal fue su crecimiento que otros países como Israel y Chile le otorgaron becas de investigación.
Además, de su excelsa dicción en inglés y poder de oratoria, con apenas 18 años diseñó Sorui, una máquina que usa extractos de algas para fabricar vasos ecológicos y biodegradables que pretenden reemplazar a los de plástico.
Antes de conocer a Merkel, en 2016 desarrolló la startup Henko, mediante la cual aún busca generar desarrollos e iniciativas para lograr, a través de la ciencia y la tecnología, un impacto positivo a nivel social y ambiental al través de la sustentabilidad.
Gracias a Henko, que significa “cambio” en japonés, recibió distinciones de la Cámara de Diputados de La Nación, el Ministerio de Producción de la Nación, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, el Honorable Concejo Deliberante de Vicente López, entre otras.
Según Jerónimo, los actuales vasos de plástico generan una gran contaminación ambientalporque pese a usarse tan solo unos instantes luego demoran cientos de años en degradarse. Todos los materiales que Jerónimo utiliza en sus máquinas son industria argentina.
Solo tres años después de presentar oficialmente el proyecto de la máquina de vasos biodegradables, Jerónimo posee un laboratorio propio en la Universidad Nacional de San Martín, donde actualmente cursa el 4º año de Biotecnología.
Más allá del prestigio de Harvard, el MIT y el campus donde residirá becado una semana, el joven apunta a un futuro en la Argentina, donde pretende terminar sus estudios y luego aportar al desarrollo sustentable en el país.
Su futuro inmediato
El próximo 15 de junio, el joven –que aún vive con sus padres- viajará a la ciudad estadounidense de Boston donde recibirá una distinción y participará en una serie de debates en Cambridge, en la denominada “milla más innovadora del mundo” junto a, nada menos, ganadores del Premio Nobel.
El encuentro será en una sede conjunta de estas universidades e incluirá una instancia de debate y formación.
Será la quinta edición de esta distinción que se realiza para Líderes del Futuro. En ninguna de las anteriores estuvo presente un argentino.
Participarán directores de centros de investigación y publicaciones científicas, asociaciones industriales y gubernamentales de todo el mundo interesadas en desarrollo sustentable.
Además, estarán presentes las fundaciones de Bill Gates y Mark Zuckerberg, creadores de Microsoft y Facebook, que apuntan a la bioeconomía.
En Harvard y el MIT, Jerónimo presentará sus máquinas de vasos biodegradables, a las que definió como una alternativa ecológica al uso de los vasos de plástico.
La implementación que propone para estos vasos abarca desde cadenas de comida rápida, eventos, recitales y oficinas. Según el joven, es importante buscar reducir su utilización, y reemplazarlo por otro que tenga la misma funcionalidad.
El joven pretende que la sustentabilidad llegue a la Argentina y que las empresas locales comiencen a invertir en ella como sus pares internacionales.
La máquina Sorui no tiene un costo elevado y es algo que se comercializaría a las instituciones o empresas donde se va a utilizar.
Los insumos para crear los vasos biodegradables tampoco son caros ya que se encuentra en el mismo rango de precio que los vasos de plástico.
Esos insumos son una composición a base de extractos de algas, también desarrollados en su laboratorio. Actualmente, el joven se encuentra ahora en la etapa de mejorar la automatización de las máquinas.
“En mi familia siempre me han apoyado y me han ayudado para que pueda continuar dedicándome a esto y a su vez seguir avanzando con el estudio para poder integrar todo esto para avanzar de la mejor forma posible. En 10 años seguiré avanzando para generar desarrollos e iniciativas que puedan tener un impacto positivo y aportar a nuestra sociedad y al ambiente para que podamos vivir mejor”, confirmó alguna vez el joven argentino.