Los problemas macroeconómicos que tiene el kirchnerismo desde sus inicios parecen profundizarse ante un inminente fin de ciclo. El informe semanal del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas de Fundación Libertad entregó algunos números que permiten mostrar los problemas que afronta el gobierno nacional.
El Gobierno de Cristina Fernández cumple 2.853 días de gestión. Un repaso por los principales indicadores da cuenta de un marcado desmejoramiento de distintos indicadores. El nivel de reservas pasó de U$S 42.176 millones a menos de U$S 28.000, en la presente semana, una caída del 39%. En tanto en el mismo período la base monetaria pasó de $ 99.289 millones a $ 384.467 millones, un alza cercana al 287%.
A la hora de buscar los motivos por los cuales creció en semejante proporción la base monetaria, debe analizarse el comportamiento de la política fiscal durante este período. Por cierto, el gasto público pasó de representar el 31% del PIB al 41% estimado para 2014, mientras que a pesar de una presión tributaria record en la historia argentina, las cuentas públicas consolidadas pasaron de equilibrio a fines del 2007 a un déficit fiscal consolidado del 5,8% para el 2014. Los tan mentados “superávit gemelos”, que fueran otrora la piedra angular del “modelo” económico resultan hoy un recuerdo que parece distante.
El crecimiento de los gastos por sobre los ingresos genuinos fue, en parte, financiado con emisión monetaria. El resultado de este proceso de crecimiento nominal de las variables llevó la inflación del 8,5% anual a 22,6% según el INDEC o al 40,4% según las consultoras privadas. En tanto el dólar libre, el que cualquier trabajador puede comprar para ahorrar, es decir preservar su trabajo, pasó de $3,15 en momentos en que asumía Cristina hasta $15,75, un crecimiento del 400%.