Sin duda la industria vitivinícola es un movimiento dinámico de pensamientos, interpretaciones y variables, que no dejan que nadie consiga la sima sin estar en contante aprendizaje para mantenerse. Con una contra importante: es una industria que depende de lo producido por el agro y luego transformando a lo que conocemos como vino, y que los cambios que se quieran implementar tardaran años en mostrar sus resultados. Si lo encaramos desde un aspecto más conceptual, podemos caer en la filosófica frase “quien fue primero, el huevo o la gallina”.
¿Quien marca la tendencia?¿La demanda del consumidor o un grupo de productores poniendo en mercado algo novedoso?¿O una combinación de las dos? Muchos de los productos consumidos en el mundo son parte de algún tipo de moda o tendencia que hace que una marca venda más o menos, que dicho producto adquiera determinadas características, etc. La tendencia al consumo de alimentos más saludables y de origen orgánico, la moda de los zapatos de mujer con plataforma, o el boom de la cervecerías y hamburgueserías. Todas estas situaciones son el producto de años de poca innovación y cambios lentos. El acceso a la información del consumidor y del empresario, hace que las tendencias globales crucen el planeta en cuestión de segundos y se transformen en moda en otros países. Un emprendedor abre un local con canillas para comprar distintos estilos de cervezas que te podés llevar a tu casa en empaques descartables, parecía algo destinado a competir con el supermercado y las grandes casas cerveceras. Sin embargo, esquivo la vía y exploto lo que nadie esperaba.
Creo nuevas ocasiones de consumo y premiumizo la cerveza. Pero además se encontró con un consumidor que viajaba y veía cosas parecidas en otros países, sabia como funcionaba y fue el motor del desarrollo del negocio.
Ejemplos como el anterior vamos a encontrar en cada industria a la que el producto/s de la misma no sean commodities. En la industria vitivinícola pasa igual, aunque con un movimiento más flexible de las tendencias. No suelen ser cambios radicales ya que el costo y el tiempo de implementación de los cambios matarian el negocio. Coexisten varias modas y tendencias al mismo tiempo, ya que existen varias categorías y subcategorías de productos, que además están divididas en segmentos de precios. Una tendencia global, que hoy esta arribando a la argentina con más fuerza (ya viene desde hace unos años de la mano de pocos y pequeños productores) es la de volver a los orígenes y hacer los vinos lo menos intervenidos posible.
Estos son los “vinos naturales”, aunque todavía carecen de una definición o categorización formal, entendemos por estos, que son vinos que se hacen con uvas sin tratamientos químicos, son agregado de sulfitos, que son el producto de una fermentación espontanea. Esta categoría crece cada día más, con productores encarando esta vía como una filosofía o creencia de vida, y otros para vender más botellas gracias a la tendencia.
También en el mismo aspecto hay tendencias más generales que inclinan la balanza hacia vinos con menor contenido alcohólico, menor utilización de la madera y de consumo más joven. Esta situación desembarco en Argentina ya hace unos años y ya varios productores chicos y grandes están produciendo bajo este concepto. Y algunos audaces se animan a lo mismo para sus vinos más caros.
Pero también existen tendencias en otros aspectos de la misma industria. Hoy las alternativas de taponado y packaging están empezando a cambiar y cada vez mas se ven en el mercado.
La tapa rosca ha venido a plantar bandera para vinos de segmento de precio medio, pensados para tomar jóvenes y con mucha fruta, es el aliado ideal. Además de mantener su frescura, es de fácil apertura, pudiéndose abrir hasta en un picnic en la plaza, o arriba de un bote, sin necesidad de un sacacorchos. Se empiezan a ver mas corchos de materiales sintéticos, o inclusive tapones de vidrio.
Desde el lado del packaging, la tendencia esta en salir del monopolio de la botella de vidrio, que además no es el material ideal para la guarda. Hoy el “bag in box” (una bolsa cerrada al vacío y puesta dentro de una caja conectada con una canilla), y las latas son alternativas interesantes para reemplazar el costoso vidrio en el segmento medio/bajo.
El famoso y odiado tetra pack es el contra ejemplo, es la anti-moda o la anti-tendencia. Es el mejor envase para la conservación de vino, es económico y logísticamente permite aprovechar mas el espacio, cuidando el medio ambiente y la economía de la empresa, sin embargo, es muy resistido por el consumidor alrededor del mundo a pesar de los intentos.
Grandes responsables de expandir y solidificar las tendencias son hoy los influencers. Las redes sociales se han transformado en el acceso directo a la información, pero no solo para informarse sino también para influir en las decisiones tomadas por quien las consume. Hoy los influencers ya buscan canales de especialización para hablar sobre temas puntuales (bebidas y comidas, life-style y viajes, maternidad, etc.).
Son el nexo entre el tecnicismo de quien vende, y el generalismo de quien consume. Los más exitosos interpretan a la perfección lo que las masas criticas de consumo quieren escuchar y lo trasmiten sin más ni menos información. Han desplazado a la publicidad y hoy son empresas que facturan lo mismo que algunos medios de comunicación.
Como hemos repasado, tanto en la argentina como en el mundo hoy las modas y las tendencias son muy importantes para mantenerse vigente en una industria que tiene movimiento constante. Quienes mejor manejan las tendencias, suelen anticiparse o crear las mismas, ya que los tiempos de implementación y reacción son lentos. Por ser una industria del agro, pero que suele escapar al commodity, y con tantas variables en juego, es que la industria vitivinícola esta rodeada de un aurea atractiva y misteriosa.