Si bien el ladrillo es reconocido como un indudable refugio de valor, dentro del sector compiten dos alternativas válidas: viviendas para alquilar, una opción que supo atraer los excedentes del campo, versus el alquiler de naves industriales, un negocio menos frecuente que vale la pena conocer a través del análisis de un experto.
En diálogo con Patricio Arpini, titular de una de las inmobiliarias referentes en terrenos industriales de la región, ON24 hizo “números finos” sobre las posibilidades de inversión que ofrecen los inmuebles:
“Vemos por estos días que los valores de la vivienda se ubican cada vez más lejos de los sueldos, el último año, el promedio de salarios privados tuvieron una variación en dólares del -33,4%, no siguiendo el mismo camino los precios de las propiedades, a pesar de que los costos de la construcción, luego de la devaluación, tuvieron una fuerte caída en dólares cercana al 30 %. Esta coyuntura del mercado conjuntamente con la baja rentabilidad de los alquileres de vivienda, comparado con otras inversiones, da como resultado un descenso notable en las ventas. Esta baja rentabilidad se produce por el aumento de la inflación cercano al 50 % anual en el 2018 contra los ajustes de contrato que van del 30 al 35% anual, lo que hace que el valor real de los alquileres disminuya, provocando la caída de la rentabilidad”, evaluó el empresario.
En lo que respecta a los terrenos industriales, Arpini asegura que comprar un lote, construir un galpón y ponerlo en alquiler, es un modelo de negocios que sigue teniendo una buena rentabilidad comparado con los alquileres de vivienda, si bien no escapó a la situación planteada anteriormente: “la demanda de este tipo de inmueble se sostuvo lo que influyó para que no disminuyera el valor real de alquiler de los mismos”.
En ese sentido la demanda de galpones para la industria se detuvo por la situación que están atravesando la mayoría de ellas, pero la logística sustituyó esa falta haciendo que la demanda se sostenga comparada con años anteriores y que los alquileres no disminuyeran. Por parte de los inversores, también existe una retracción, debido a otras opciones mucho más rentables para sus ahorros, pero teniendo en cuenta que los valores de ventas de terrenos para industrias y logísticas y de galpones se ajustaron en muchos casos, y que el costo de construcción también a disminuido en dólares, sigue habiendo jugadores que eligen a los inmuebles de este tipo como la inversión más segura y con una rentabilidad mayor a las propiedades destinadas a viviendas.
“La realidad es que con un dólar inestable y subiendo, el que tiene ahorros en moneda extranjera no se inclina a la compra de inmuebles, en los últimos meses con el tipo de cambio estable en $40.- se recompusieron las consultas y las ventas, si en el 2019 se mantiene esta estabilidad, el mercado inmobiliario tendría que recuperar su nivel de actividad, caso contrario se profundizará la crisis”, auguró, agregando: “La otra realidad es que los valores de venta de las propiedades deberían bajar para que se produzcan ventas, ante una devaluación de casi el 100 % como sufrimos en el 2018 si no bajan los precios, bajará la cantidad de ventas, como sucedió recientemente”.
A la consulta de bienes “sobrevalorados” que se lanzan al mercado, Arpini opinó: “El Corredor Inmobiliario tiene un papel central en este asunto, debe proteger los intereses de todas las partes, esto es un tema fundamental a la hora de asesorar a los clientes. De nada sirve ofrecer a la venta inmuebles sobrevalorados. Las ventas que se cierran hoy en día se hacen a valores entre un 15 y un 25 % por debajo de los precios fijados a principio del 2018. La mayoría de los propietarios quiere vender y ven con buenos ojos que los asesoremos en tal sentido”.