En tiempos de reservas internacionales escasas y de falta de dólares estadounidenses, analizar la posible evolución del mercado mundial de harinas proteicas es importante y estratégico para la República Argentina. Nuestro país, como importante productor mundial de poroto de soja y semilla de girasol, cuenta con uno de los complejos industriales oleaginosos más modernos y avanzados del planeta. La harina de soja es un producto fundamental para la Balanza Comercial Argentina. Ha sido -especialmente en los últimos años- fuente generadora de divisas por excelencia para nuestro país. En el año 2013, las exportaciones nacionales alcanzaron -por todo concepto- los 83.000 millones de dólares estadounidenses. Las ventas de harina de soja al exterior representaron aproximadamente 11.848 millones de dólares, un 14,2% del total.
Incluso, uno de los cuadros que se exponen en el presente informe (Cuadro N°2) muestra a Argentina posicionada en un lugar de privilegio a nivel mundial en estos mercados. Es el principal exportador mundial de harinas proteicas y quinto productor mundial de las mismas. En harina de soja es la principal nación exportadora y tercer productor mundial.
Ahora bien, ¿qué se espera que suceda en la campaña que se avecina -la 2014/2015- con el mercado internacional de harinas oleaginosas y -en particular- con el de la harina de soja? ¿Cómo podrían llegar a impactar las variables de oferta y demanda de estos mercados sobre la industria oleaginosa nacional y los productores agropecuarios argentinos?
Miremos en primer lugar, el mercado mundial de harinas proteicas. De confirmarse las previsiones de Oil World Statistics para la campaña 2014/2015 (ciclo que se está iniciando y en donde EE.UU. está por empezar a cosechar su nueva producción de soja), la producción mundial de harinas proteicas podría registrar un aumento del 4% respecto de la campaña anterior. Como puede observarse en el cuadro N°1, en la campaña 2013/2014 (la que está finalizando) la producción mundial de harinas oleaginosas habría sido de 302,8 millones de toneladas. Para la campaña que se inicia en octubre del corriente año, Oil World Statistics estima que la producción mundial de harinas oleaginosas podría llegar a alcanzar las 314,8 millones de toneladas, cerca de 12 millones de toneladas más que en el ciclo anterior (2013/2014). Hace cuatro campañas atrás, la producción mundial de todas las harinas era de 294,3 millones de toneladas. Si comparamos esa campaña 2011/2012 con las proyecciones de la que está por iniciarse, se estarían agregando este año unas 20 millones de toneladas más de harinas que hace cuatro años atrás (314,8 millones de tn. vs 294,3 millones de tn.)
Recordemos que cuando hablamos de harinas proteicas estamos sumando los datos de oferta y demanda de los siguientes productos: harina de soja, de colza, de algodón, de maíz (gluten meal y gluten feed), de almendra de palma, de maní, de pescado y otras de menor significación).
En el cuadro N°1 podemos observar con claridad la importancia que adquiere la producción de harina de soja en el total de harinas proteicas a nivel mundial. Si analizamos los datos de la campaña actual que está finalizando (2013/2014), de una producción mundial de 302,83 millones de toneladas de todas las harinas; la harina de soja es el principal producto de esta categoría con 185,7 millones de toneladas. Tiene una participación aproximada del 61% en la producción mundial de la totalidad de harinas proteicas. Como puede verse, Argentina es el principal exportador de “la harina más relevante a nivel mundial en cuanto a producción”: la harina de soja.
En dicho cuadro aparece la harina de colza ocupando el segundo lugar con una producción muy inferior a la harina de soja: 36,88 millones de toneladas en el ciclo 2013/2014. Este producto participa con apenas el 12% de la producción mundial anual de todas las harinas. Luego vienen en el ranking productivo las harinas de algodón y de girasol, las cuales tienen una baja participación relativa en el total de la producción mundial: 7% y 6%, respectivamente.
En harina de soja, si las previsiones de Oil World Statistics para la campaña 2014/2015 se cumplen, la producción mundial estaría registrando un aumento del 5,7% respecto de la campaña anterior. En la 2013/2014 -campaña que está finalizando- la producción mundial de harina de soja habría alcanzado 185,7 millones de toneladas. Para la campaña que se inicia ahora en octubre del corriente año, se estima que la producción podría llegar a 196,2 millones de toneladas, cerca de 10 millones de toneladas más que en el ciclo anterior (2013/2014). El crecimiento interanual previsto en la producción mundial de harina de soja sería del 5,7% y superaría al aumento previsto para toda la producción mundial de harinas proteicas (estimado en un 4% interanual). Este dato podría ser preocupante para Argentina y sus exportaciones, en la medida en que los consumos de las harinas proteicas (y de la harina de soja en particular) vayan más lentos que el aumento previsto en la producción mundial. Y lamentablemente es este el fenómeno que se observa e intuye del cuadro N°2 titulado: “Harinas Proteicas, Oferta y demanda mundial”.
Si vemos los resultados de las últimas dos campañas, la producción mundial de harinas oleaginosas pasó de 291,3 millones de toneladas en el 2012/2013 a 302,8 millones de toneladas en el ciclo que está finalizando (2013/2014). De esta forma, la producción mundial de harinas oleaginosas aumentó un 4% en un año. En cambio, el consumo mundial pasó de 292,1 millones de toneladas en el 2012/2013 a 302 millones de toneladas en el ciclo 2013/2014. El aumento del consumo mundial fue menor: 3,4% en un año. Como puede verse, la producción mundial de harinas proteicas parece crecer de manera más vigorosa que el consumo mundial.
Esta última afirmación puede verse mejor, en la evolución de los stocks finales del total de harinas proteicas en las dos campañas recientes. En el último año se habría registrado una recomposición del stock final pasando de 8.697.000 toneladas (en el 2012/2013) a 9.392.000 toneladas en el ciclo que termina (2013/2014). El stock final mundial de harinas proteicas mostró un incremento interanual del 8%, cuando la producción creció -en el mismo período anual- un 4% y los consumos un 3,4%.
En el año comercial que se inicia en octubre del 2014, el aumento en el stock final de harinas proteicas puede llegar a ser mayor; principalmente por la excelente cosecha de poroto de soja que se espera en Estados Unidos de América y Brasil. Como hemos adelantado en este informativo, Estados Unidos habría sembrado 34,3 millones de hectáreas con soja en la actual campaña frente los 31,4 millones de la campaña pasada. El USDA en su último reporte mensual indicó que la producción norteamericana podría llegar a ser record con 103,8 millones de toneladas de poroto, frente a los 89,5 millones del ciclo anterior. Son 3 millones de hectáreas más sembradas en Estados Unidos con un incremento potencial de 14 millones de toneladas en la producción.
Brasil podría pasar de 87,5 millones de toneladas de producción de soja (2013/2014) a un registro record de 91 millones en el próximo ciclo. Argentina también podría llegar tener una excelente cosecha de 54 millones de toneladas. El USDA prevé un aumento en los stocks finales mundiales y estadounidenses de poroto de soja al finalizar la campaña 2014/2015.
Evidentemente, la mayor disponibilidad de materia prima (poroto de soja) se verá reflejada en un aumento en la producción de harina de soja y en los stocks finales al cierre de la campaña. Esto es lo que está reflejando las predicciones de la firma Oil World Statistics para la campaña que se aproxima. Lo podemos ver con claridad en cuadro N°3.
Como dijimos anteriormente, en la 2013/2014 -la que está finalizando- la producción mundial de harina de soja habría alcanzado 185,7 millones de toneladas. Para la campaña que se inicia ahora en Octubre del corriente año, se estima que la producción podría llegar a 196,2 millones de toneladas, cerca de 10 millones de toneladas más que en el ciclo anterior (2013/2014). El crecimiento interanual previsto en la producción mundial de harina de soja (5,7%) superaría al aumento previsto para toda la producción mundial de harinas oleaginosas (estimado en un 4% interanual) pero sería similar al crecimiento previsto en el consumo mundial de harina de soja (también del 5,7% en el año). Los consumos pasarían de 185,13 millones de toneladas a 195,73 millones.
Es decir, se prevé que estarían “empatando” la tasa de crecimiento de la producción mundial de harina de soja con la de los consumos mundiales. Aun así, habría un crecimiento del stock final mundial de harina de soja de 7,13 millones de toneladas en la campaña que termina (2013/2014) a 7,5 millones de toneladas para la campaña que se avecina.
Al margen de este empate probable entre producción y consumo, la producción mundial y el stock final de harina de soja estarían aumentando más de un 5% en un año. Un cifra elevada e importante.
Como puede observarse, la mayor parte de los indicadores de oferta y demanda en el mercado mundial de harinas proteicas -y en el de harina de soja en particular- muestran registros y previsiones que impactan de manera bajista sobre los precios de exportación de los productos, entre ellos, el de la harina de soja. Hay previsiones que pueden llegar a revertirse en el corto y mediano plazo. Pero, por ahora, lo analizado no hace más que aumentar el panorama de preocupación para el productor agropecuario argentino y su industria.
No debemos olvidar que Argentina vende su producción de harina de soja a una gran variedad de destinos a nivel mundial. Hay más de 60 países compradores, donde ninguno de ellos compra más del 10% del total de las exportaciones argentinas de harina de soja. De todos modos, los países que más le compran a Argentina son los europeos, entre ellos Holanda, Italia, España, Polonia, Inglaterra etc. Las últimas noticias sobre la economía europea no son alentadoras como para pensar que puede darse -en el futuro mediato- un fuerte aumento en las compras de harina de soja argentina.
Esta semana se conoció un informe de la Oficina Federal de Estadística de Alemania que confirmó una contracción de 0,2% en el Producto Bruto Interno (PBI) “desestacionalizado” alemán en el trimestre abril-junio del corriente año. Un “débil gasto de inversión” y la caída en el comercio llevaron a que la economía alemana, motor de Europa, se contrajera por primera vez en más de un año. En el segundo trimestre de 2014, la inversión bruta de capital cayó un 2,3% mientras que el comercio exterior -bastión del crecimiento económico alemán- mostró una leve desaceleración.
Otras informaciones dieron cuenta de que el crecimiento manufacturero en la zona del euro también se ha desacelerado por la caída en los nuevos pedidos a las fábricas en medio de las crecientes tensiones en Ucrania. Analistas plantean que las tensiones entre Rusia y Ucrania amenazan con dañar la ya frágil recuperación de la región europea, donde Alemania es el mayor socio comercial de Rusia en la Unión Europea. Se espera que el Banco Central Europeo ponga en marcha un programa de flexibilización cuantitativa de marzo en un intento por evitar la deflación y reactivar el crecimiento económico en la región.
Como vemos, los datos que llegan de Europa no son alentadores para el mercado de la harina de soja argentina. Lo bueno que tiene este mercado es que al contar nuestro país con más de 60 países compradores, esa diversificación de destinos permite compensar la menor demanda de algunos países europeos con mayores compras de otras naciones. Esperemos que las medidas del Banco Central Europeo ayuden a reactivar a la economía europea en el corto y mediano plazo.
Autor: Julio Calzada – BCR