De acuerdo a las estimaciones, las dos granjas de producción intensiva de cerdos (250 y 500 madres) de baja productividad que monitorea IERAL tuvieron márgenes netos de explotación negativos durante el 2018. Por cada kilo de capón que produjeron y comercializaron el año pasado perdieron en promedio $3,9 y $2,1 respectivamente (a precios constantes de diciembre 2018); nótese que estas granjas habían tenido resultados positivos en los dos años previos (2016 y 2017).
La situación difiere en las dos granjas de alta productividad, que pudieron sostener sus márgenes en terreno positivo ($2,5 y $3,8, promedio kilo, 250 y 500 madres), aunque con una fuerte caída respecto de aquellos logrados en los dos años previos. Si se compara contra 2017, el ajuste de márgenes fue de un 74% y de un 65% respectivamente, en este segmento de establecimientos.
Los meses más críticos para las granjas habrían sido los del invierno (julio, agosto y setiembre). Durante ese período, se encuentran márgenes negativos incluso en las granjas más eficientes. Con la llegada de la primavera, los números de la actividad mejoran, observándose un cambio de tendencia. En efecto, el cuarto trimestre trajo buenas noticias, con ingresos que crecieron claramente por encima de los costos (17,4% vs 3,3%).
Dos partidas, no incorporadas en las estimaciones anteriores, complicaron aún más los números de las granjas: los saldos técnicos de IVA (a favor del contribuyente) y el costo financiero asociado al uso de capital de terceros.
Respecto a los saldos de IVA, éstos se habrían presentado a favor del contribuyente en distintas tipologías de granjas, aunque con mayor intensidad en aquellas de menor productividad y más dependientes del mercado para aprovisionarse del alimento. En los meses de invierno, estos saldos habrían sido más importantes, medidos en relación a los costos totales. De acuerdo a las estimaciones, una granja de 250 madres de baja productividad habría llegado a tener un saldo a favor de $2 por cada kilo vendido en setiembre de 2018, un monto equivalente al 5% de su costo de producción.
Con la recuperación de los márgenes observada hacia fines de año y con la entrada en vigencia de la baja del IVA en operaciones de compra venta de soja y derivados en enero de este año, la incidencia del problema del IVA habría disminuido, aunque los saldos negativos podrían continuar en algunos casos.
Finalmente, existen algunos elementos para ser optimistas respecto de la situación del negocio en el 2019. La macro debería mejorar respecto del 2018; los salarios mantener o incluso mejorar su poder de compra, la inflación continuar su proceso de “normalización”, las tasas de interés bajar algunos peldaños y el tipo de cambio reducir su volatilidad. El consumo interno debiera fortalecerse respecto del año pasado, al igual que las exportaciones.
También puede jugar a favor de la actividad un cambio en el ciclo ganadero. En enero se tuvo un fuerte incremento de precios de hacienda, un factor que puede ser el disparador de un cambio del ciclo, del paso hacia una situación con menor liquidación de hembras y por ende menor oferta de carne al mercado interno.