Cuando todo parecía prácticamente atado con Under Armour, cuando todo el mundo daba por hecho la incorporación del crack de los Thunder a las filas de la marca de Baltimore, abandonando así una relación con Nike que había mantenido durante los últimos siete años, Kevin Durant y Nike sorprendían a propios y extraños anunciando el primero que renovaba con la marca del swoosh y la segunda que ejercía el derecho de tanteo que le reservaba su contrato con el jugador para igualar (algunos hablan incluso que mejorar) el contrato multimillonario que le ha puso encima de la mesa de los representantes del jugador, la agencia Roc Nation, Under Armour.
300 millones de dólares por 10 años
El pasado domingo saltaba la noticia: la multinacional norteamericana Nike ejercía el derecho de tanteo que le permitía su contrato con Kevin Durant y ofrecía al jugador 300 millones de dólares por 10 años de duración además de una serie de regalías que no han sido dadas a conocer, movimiento de última hora que le permitía mantener en su plantel de embajadores a uno de sus principales jugadores que ejercen dicho rol en la firma norteamericana dentro del baloncesto NBA.
Tras muchos rumores acerca de la posibilidad de que el último MVP acabara en las filas de Under Armour, y no menos aquellos que hablaban que la marca se retiraba de la puja ante la magnimidad de las ofertas presentadas, nadie podía esperar este último movimiento de una firma que disponía hasta el próximo jueves para ejercer el derecho de tanteo mencionado antes de que el jugador pasara, de manera definitiva, a ser nuevo embajador de Under Amour. Y lo ha hecho pagando un precio, para muchos, demasiado alto.
¿Hipoteca el futuro?
Las cifras barajadas en la operación, 300 millones de dólares en 10 años, rompen las estrategias que las grandes firmas como adidas o la propia Nike habían comenzado a poner en práctica, medidas de contención del gasto que distaban mucho de abonar desorbitadas cantidades por embajadores, nuevos o actuales, a la hora de encarar este tipo de operaciones.
Sin embargo, Nike puso toda la carne en el asador para mantener en su portfolio a Kevin Durant. Y en este gesto, es donde ven muchos especialistas el gran problema de Nike: ha puesto toda la carne, demasiada, en el asador. Y es que muchos ven en este movimiento una manera de hipotecar el futuro de la marca al igual que, consideran, pasará en el mundo del fútbol en el caso de adidas con el Manchester United. Las cifras barajadas provocarán que Nike tenga muy limitadas sus acciones a la hora de encarar nuevas renovaciones. Y entre todas ellas, destaca una sobremanera: la de LeBron James.
30 millones por Durant, ¿cuántos por LeBron?
La situación se antoja complicada. Nike renovó a LeBron James en el año 2010 a razón de unos 15 millones de dólares anuales durante un periodo que no fue dado a conocer, pero que todos los especialistas cifran entre cinco y siete años. Es decir, que a corto/medio plazo, Nike se verá obligada a encarar otra difícil negociación con el crack de, ahora, los Cavs. Pero, ¿será capaz?
LeBron no lo va a poner fácil. Hace apenas unos meses el propio LeBron consideraba estar mal pagado, tanto por su franquicia como por sus sponsors, para lo que era capaz de generar. Y tanto. Nike abona como decimos una cifra muy cercana a los 15 millones de dólares anuales al crack, incluídas las comisiones por ventas. Pero es que sólo en los Estados Unidos la marca del swoosh obtiene hasta 100 millones de dólares procedentes de la venta de zapatillas del nuevo jugador de los Cavs. Y se estima que en el resto del mundo en su conjunto los ingresos por este concepto pueden andar a la par.
Para complicar aún más la cosa, a LeBron le llegan cantos de sirena de una renacida Li-Ning, que estaría dispuesta a tirar la casa por la ventana en su vuelta a la primera línea de actualidad ofreciendo un contrato multimillonario al jugador que pondría en un serio aprieto a la firma, nuevamente, al igual que ha ocurrido ahora con Under Amour.
La renovación de Durant ha supuesto para la marca un enorme esfuerzo. Pero quizás, muy probablemente, sea superior incluso al que el propio desembolso económico deja ver. Los 300 millones de dólares que ha pagado Nike por retener a Durant pueden ser un pesado lastre a la hora de encarar nuevas renovaciones por parte de la firma. En Nike lo saben. Y lo que es peor para Nike, en el resto de compañías, también.