Porque cuidar el suelo tiene su premio

Hace 30 años, la pequeña localidad de Labordeboy, en el sur santafesino, no tenía una escuela secundaria. Un grupo de vecinos decidió tomar las riendas del asunto, y con mucho trabajo conjunto y compromiso con su comunidad fundaron la Escuela de Educación Técnica Nº 358, que por la zona en que se encuentra enclavada, nació agrotécnica. De a poco, fue creciendo e incorporando recursos para el aprendizaje: una chacra, un pequeño tambo, porcinos, conejos y pollos. Hoy el establecimiento cuenta con 110 alumnos, tanto de esa localidad como de otras cercanas.

Tanto esfuerzo valió la pena: en el mes de junio, los alumnos de cuarto y quinto año de la escuela de Labordeboy resultaron ganadores –junto a tres escuelas más de distintas regiones del país– de la sexta edición del concurso “¿Qué Hay de Nuevo en mi Suelo?”, que Nidera organiza todos los años para promover conocimientos y prácticas de cuidado del suelo entre las futuras generaciones de productores y técnicos agrónomos.

Los otros ganadores pertenecen a la Escuela de Educación Técnica Nº 3167 “José Monaldi”, de Las Lajitas, provincia de Salta; el Instituto Provincial de Enseñanza Agrotécnica Nº 293 “Agr. Orestes Chiesa Molinari”, de Bell Ville, Córdoba; y la Escuela de Educación Secundaria Agraria Nº 1 “Manuel Belgrano”, ubicada en 30 de Agosto, provincia de Buenos Aires. Todas ellas ya recibieron sus premios.

En el concurso se inscribieron más de 60 escuelas agrotécnicas de todo el país, las cuales formaron equipos de hasta 10 alumnos, y llevaron a cabo un ensayo de fertilización en soja, para lo que debieron investigar, hacer análisis de suelo y redactar un informe final sobre toda la experiencia, todo ello coordinados por un Director Técnico –un docente por cada institución–.

“Decidí coordinar el ensayo en esta primera vez que la escuela participa del concurso para que la institución pueda vincularse con el sector empresarial y así abrir la puerta a la colaboración, no sólo a nivel pedagógico, sino también con recursos”, contó Mario Ferraris, DT del equipo de Labordeboy, durante la entrega de los premios.

La escuela de Las Lajitas es más nueva: inició sus actividades en 2009, en 10 hectáreas donadas por un productor local. Allí cursan sus estudios 190 alumnos. “Estamos muy entusiasmados con el concurso”, coincidieron los estudiantes que formaron parte del equipo ganador y su DT, y señalaron que ya se encuentran anotados para la nueva edición del certamen, que esta vez tratará sobre fertilización en maíz.

La más grande de las escuelas ganadoras es la que se encuentra en Bell Ville. Allí estudian 500 alumnos en un predio de 700 hectáreas, en la modalidad de doble turno, donde a la mañana se desarrollan las clases teóricas, y por la tarde las prácticas. El DT del equipo bellvillense, Julio César Pietrantonio, hizo hincapié en que la participación en este tipo de proyectos requiere no sólo del entusiasmo de los alumnos, sino además “del compromiso de los adultos para apoyar a los más jóvenes”.

Por su parte, los 250 alumnos que cursan en la escuela de 30 de Agosto cuentan con un tambo que produce 4.000 litros diarios de leche, huerta y criadero de pollos. “Además, estamos acondicionando las instalaciones para envasar la leche e industrializar productos de cerdo”, contaron. Durante la entrega de premios, los chicos junto al DT mostraron fotos y videos del seguimiento del cultivo durante el ensayo.

Cada escuela ganadora recibió una valija Nutritest y una estación meteorológica, que fueron instaladas durante la entrega de los premios. Cada alumno fue recompensado con una tablet, un manual de fertilización y un calador de suelos. Pero también hubo premios para cada DT: obtuvieron una campera, una acreditación para el congreso de Aapresid y un manual de fertilización de plantas.

Sin embargo, el mayor premio es el aprendizaje, que ya forma parte de la mirada puesta en una agricultura sustentable de estos productores y técnicos del mañana.

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