¿Por qué las aplicaciones de mensajería instantánea cambiaron la forma de comunicamos?

Por Javier Ojeda
@javieroje

Las aplicaciones de mensajería instantánea son las más recientes protagonistas en el evolutivo segmento de los dispositivos móviles, en el que se pasó de las conversaciones de voz al uso de mensajes de texto tradicionales (SMS), luego, a la masificación de las redes sociales (especialmente Facebook, Twitter e Instagram) y ahora presenta un nuevo paradigma con la cada vez mayor expansión de Internet, ya sea a través de redes 3G o Wi-Fi.

No importa si los usuarios prefieren WhatsApp, Snapchat, Line, WeChat, iMessage, BBM, Telegram o Wickr, hay otros puntos en común que trascienden la posibilidad de mantener diálogos que resultan “técnicamente” gratuitos, lo que pareció ser el “gancho” inicial.

Por un lado, existe una transición hacia la universalización de la comunicación rápida no oral, en donde las palabras, los stickers y emoticons reemplazan largas conversaciones en diálogos breves o en imágenes -siempre se dijo que una imagen vale más que mil palabras-; por eso, una fotografía o un video de pocos segundos de duración también forman parte de esta metamorfosis.

Pero además, y quizás mucho más importante, la posibilidad de que se puedan realizar múltiples conversaciones al mismo tiempo, con distintos protagonistas, sobre diferentes temas.

Si se piensa en la comunicación telefónica tradicional, uno podía hablar con una sola persona (excepto que estuviera en conferencia) y mantener sólo atención a la misma. Salvo con el uso de manos libres, el teléfono quedaba en la oreja de los participantes y era imposible hacer otra función.

Pero los mensajeros permiten tener en simultáneo una infinidad de chats, con la ventaja de responder en los tiempos que el usuario cree conveniente. Es un cambio en la forma de relacionarnos.

Y las telefónicas están comenzando a transitar esta transformación en opciones que dejan de lado las decenas de planes de minutos de llamadas, por tiempos de uso de Internet.

Argentina aún tiene un largo camino que recorrer para tener operativas, comercialmente, redes 4G LTE. Una vez que las mismas estén listas, y que las velocidades de navegación móvil igualen o superen a las de Wi-Fi, todo teléfono pasará a ser un dispositivo netamente vinculado a la web, en donde también las llamadas pasarán a hacerse de esa forma, a través de la denominada tecnología VoLTE (Voice Over LTE: voz a través de LTE).

Ya no importarán los minutos de llamada, sino el tiempo de uso que se le dé a la web. Los planes privilegiarán la cantidad de MB (GB) de información y las velocidades de navegación.

Actualmente, el 80% de los clientes que compran un nuevo celular, adquiere un smartphone. Ya no quieren un teléfono básico. Y Microsoft, quien compró a Nokia, anunció a mediados de julio que en los próximos dieciocho meses, sus líneas Asha y S40 (los móviles básicos) dejarán de ser una unidad de negocios, para focalizarse exclusivamente en Windows Phone (los smartphones).

Hay una revolución que está a la vuelta de la esquina. Y nos estamos acercando.

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