Las lluvias vuelven a provocar pérdidas

Las sojas de segunda que se sembraron en campos altos están bien, pero las que se encharcaron se perdieron.

El último informe del GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que un 9% de la oleaginosa de la región sigue a la espera de buen tiempo, pero la fecha de siembra para obtener rindes aceptables está por finalizar. Se tratan de 80 mil ha de soja de primera, 275 mil de soja de segunda y 100 a 150 mil ha, también de segunda, que deberán resembrarse. Las sojas de segunda que se sembraron en campos altos están bien, pero las que se encharcaron se perdieron. Hay muchos lotes embarrados a los que no se puede ingresar y se dan por perdidos. Las resiembras este año, entre los temporales de lluvias de noviembre y diciembre, trepan a más de medio millón de ha. Las zonas con los mayores problemas son el centro-sur santafesino y el norte bonaerense.

El aspecto de la soja sigue desmejorando

Un 20% de la soja de primera está de regular a malas condiciones. Un 55% bueno y un 25% muy bueno. El 80% de los cuadros se encuentra en etapas vegetativas, mientras que un 13% está iniciando la floración (R1) y otro 7% está en plena floración (R2). Por las malas condiciones ya se descuenta rinde en soja respecto a lo que se presupuestaba al principio de campaña.

Excesos de agua y bajas temperaturas limitan el potencial de soja.

Hay menos plantas logradas este año en los cuadros de soja. A la gran cantidad de agua y las bajas temperaturas, este año se suma que las semillas aprobaban con lo justo el vigor y el poder germinativo. Aparte, numerosos sectores con manchones sin plantas se resembraron pero nuevamente se han perdido. Y las plantas son notoriamente más chicas y no pueden con la competencia de las malezas. Con las lluvias se ha perdido el efecto residual de los preemergentes y a la vez hay efectos de fitotoxicidad en los sectores bajos. También hay una gran presión de plagas cómo bolillera, medidora y Megascelis, que se destaca por su presencia generalizada y su gran voracidad. Todo esto forma un gran combo de adversidades que tendría un impacto negativo en la producción de la oleaginosa.

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