El programa Agricultura Consciente de la semillera Nidera lanzó la segunda charla del ciclo de capacitación 2014. Fernando García, director del IPNI Cono Sur, explicó los cuatro pilares fundamentales para realizar una adecuada nutrición de los cultivos, y la empresa lo compartió con los productores agropecuarios a continuación:
“Las 4Rs del manejo responsable de nutrientes” es el título de la segunda charla del ciclo de capacitación propuesto por Nidera a través de su programa Agricultura Consciente (www.agriculturaconsciente.com). El tema, abordado por Fernando García, director del IPNI Cono Sur, desmenuza los 4 fundamentos básicos de la nutrición de cultivos: utilizar la fuente adecuada de fertilizantes (Right source), en la cantidad (Right rate), momento (Right time) y lugar de aplicación adecuados (Right place). Con ese marco, el especialista desarrolla los aspectos que hacen a la sustentabilidad en la agricultura y el aporte que al respecto hace la fertilización.
“El punto central en el manejo responsable de los nutrientes -señala García-, es que entendamos que la fuente, la dosis, el momento y la forma de aplicación son aspectos que deben responder a los objetivos del sistema de producción, que pasan por la productividad, la rentabilidad, la durabilidad y el ambiente saludable de nuestras explotaciones”. “A la vez que todo esto debe responder a los tres ejes de la sustentabilidad -agregó-, que son la sustentabilidad ambiental, la social y la económica”.
El especialista señala que existen indicadores que marcan si la fuente, la dosis, el momento y el lugar de aplicación de los nutrientes son los adecuados para cada lote o ambiente en el que se está trabajando. “Entre esos indicadores se encuentran el rendimiento y el retorno de la inversión -dice García-, pero también debemos empezar a evaluar otros que hacen a la sustentabilidad, como la eficiencia del uso de los recursos que en este caso en particular es la eficiencia de uso de los nutrientes”.
Al comenzar a describir los cuatro fundamentos que encierra la correcta aplicación de nutrientes, señaló que existen una serie de principios científicos para cada uno de ellos, pero que siempre en primer lugar se debe considerar a los tres restantes. “Por lo tanto -explicó-, cuando estamos decidiendo la dosis correcta es prioritario definir la fuente, el momento y la forma de aplicación”.
Respecto de la decisión sobre la dosis de fertilizante a aplicar, indicó que es fundamental establecer la relación entre la demanda del cultivo y la oferta de nutrientes del suelo. “Para conocer la demanda contamos con tablas que nos indican cuánto absorbe el cultivo y cuánto remueve, es decir cuánto se va en granos, de cada uno de los nutrientes. Mientras que para conocer el abastecimiento de nutrientes el análisis de suelo es la herramienta fundamental”.
García remarcó que al establecer la dosis también se deben evaluar los impactos que tendrá sobre el suelo, que van desde los aportes de carbono -por la mayor generación de residuos- hasta los efectos en la estructura de ese suelo y su capacidad de almacenamiento de agua, entre otros.
Otro concepto que deja García al evaluar la dosis es que “debe asegurar una buena rentabilidad”, señalando que hay aspectos que llevan a elegir la dosis óptima económica para los nutrientes de mayor movilidad, como el nitrógeno, pero que también se debe tener en cuenta el mantenimiento de la fertilidad del suelo cuando se trata de nutrientes de menor movilidad, como el fósforo y el potasio.
Respecto del momento de aplicación, el especialista señala que es necesario conocer cuándo los cultivos requieren los nutrientes y cuándo el suelo se los puede suministrar. Por lo tanto, es importante entender la dinámica de cada nutriente. Por ejemplo, cuando se trata de nitrógeno es clave considerar las trasformaciones de mineralización e inmovilización de ese elemento de las formas orgánicas a las inorgánicas, mientras que en el caso del fósforo se tendrán en cuenta los principios de adsorción, desorción, fijación y liberación de ese nutriente desde las fases sólidas del suelo. Además, se deben considerar los mecanismos de pérdida de nutrientes, como son el lavado, desnitrificación y volatilización en el caso del nitrógeno o las pérdidas por escurrimiento en el caso del fósforo.
“Otro aspecto que es crucial al definir el momento de fertilización es la logística de las operaciones en el campo -dijo García-, ya que las decisiones que tomemos deben ser prácticas y responder al manejo general del establecimiento”.
El especialista indicó que existen numerosas fuentes y formas de fertilizantes y de abonos orgánicos que, en estado soluble, pueden aportar los nutrientes a los cultivos, pero que se debe tener muy en cuenta la reacción que tendrá la fuente elegida al ser incorporada y entrar en contacto con el suelo. “No existe una fuente única y correcta -explicó-, por lo tanto la elección del fertilizante dependerá de la decisión del productor, en base a la disponibilidad y precio en el mercado, y de la condición del suelo y del cultivo”.
Respecto del lugar de aplicación del fertilizante, García indicó que se debe centrar la atención en el sitio donde están creciendo las raíces y en las reacciones químicas del suelo que puede presentar la fuente de nutrientes que se ha elegido. Explicó que tanto las aplicaciones al voleo como las localizadas tienen ventajas y desventajas pero que todas deben ser consideradas dado que son útiles en distintas situaciones según las características del lote.