En el último informe semanal del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas se presentaron los indicadores provinciales dónde se registra un importante deterioro en el superávit en los primeros cinco meses del año. Además, explica cómo continuarán las variables macroeconómicas frente al default.
Las cuentas públicas santafesinas arrojaron para los primeros cinco meses del año un leve superávit, precisamente de 193 millones de pesos. Este guarismo muestra un deterioro respecto al año pasado ya que para el mismo período se había registrado un excedente casi cuatro veces superior.
El análisis desagregado muestra un avance de los ingresos totales del 37% anual para el período enero – mayo, mientras que las erogaciones totales subieron un 41% en igual lapso. Este desbalance en las tasas de crecimiento es lo que está generando una menor holgura fiscal provincial.
Sin embargo, hay datos que preocupan y mucho. Para el quinto mes del año, las erogaciones corrientes treparon un 43% anual, muy por encima de los recursos corrientes que subieron un 35%.
Esta brecha de ocho puntos porcentuales no puede sostenerse en el tiempo, en efecto, el gobierno debería tomar nota de esto y aflojar con su política fiscal expansiva para evitar una mayor complicación en sus cuentas.
Se estima que para la primera mitad del año el balance concluiría con un exiguo déficit. Pero, lo que más inquieta es el segundo semestre. El escenario de estanflación se agudizará, habrá más erogaciones que afrontar por cuestiones estacionales y esto tendrá su correlato en los números del erario.
Debe tenerse en cuenta que no hay margen para subir más los impuestos, política que el gobierno provincial recurre de inmediato cuando las cosas se complican. En este contexto, es de esperar que las erogaciones desaceleren su expansión y se ajusten en función de la dinámica de los ingresos.
No hay que conformarse con que Santa Fe exhibe números más ordenados y disciplinados que el resto de los distritos provinciales. Esto es cierto, pero hay que ir más allá. Hay que apuntar a una mayor eficiencia en la gestión pública para evitar reformas tributarias recurrentes que atentan contra el crecimiento, la productividad y competitividad regional.
Hace algunos días se dieron a conocer los resultados de las finanzas del gobierno provincial para el mes de mayo. Concretamente, para el quinto mes del año, los recursos totales ascendieron a 5.833,5 millones de pesos, mientras que el total de erogaciones se ubicó en torno a los $5.457 millones, resultando ambas variables en un superávit fiscal de $375 millones. De este modo, entre enero y mayo de 2014 se acumula un resultado positivo de 192,8 millones de pesos, lo cual es significativamente más bajo que el resultado acumulado para el mismo periodo de 2013 ($685,8 millones).
Analizando los gastos e ingresos, se advierte que nuevamente se incurrió en un desfasaje en el ritmo al que crecen ambas variables. De hecho, los primeros se expandieron a una tasa del 43,8% anual mientras que los segundos lo hicieron al 35% anual, es decir, alrededor de 8 puntos porcentuales de diferencia entre ambas variables, aspecto no menor, ya que fue la principal causa de los desequilibrios financieros en los años anteriores.