Con sede en Rosario, la entidad en realidad dobla en edad al período que va desde que se constituyó como asociación profesional con personería jurídica hasta nuestros días. “Los colegas pioneros sentaron las bases que permitió coordinar el trabajo conjunto de todos los mejoradores de soja y profesionales de disciplinas afines desde el interior del país y de manera independiente, ya que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires tenía la intención por aquellos días de monopolizar la información y difusión de utilidad para la actividad”, recordó el ingeniero Julio Ferrarotti, el actual Presidente de ProSoja. Fitomejorador, genetista, y quizá uno de los que mas sabe de soja en la Argentina.
Así, los fundadores decidieron mantener de manera mancomunada los conocimientos en permanente intercambio profesional más allá de las entidades o instituciones de pertenencia con base en el interior profundo. “Una suerte de rebeldía profesional que unió a investigadores del campo público y privado en una asociación que rendiría grandes frutos desde el punto de vista de la generación de conocimientos y aporte de soluciones concretas a los problemas que el tiempo iba a ir poniendo para la difusión del cultivo”, apuntó.
Desde aquel entonces, las metas fueron compartir información, realizar trabajos conjuntos, aportar a la red nacional de evaluación de cultivares, promover el intercambio con instituciones extranjeras y, “por sobre todas las cosas, cultivar la ética profesional, la competencia sana y sostener técnicamente al cultivo que empezaba a delinearse como médula espinal de la economía nacional”.
Hoy, mirando hacia atrás y contemplando el camino recorrido, Ferrarotti entiende que los objetivos fueron cumplidos “sobradamente”. “Fue Prosoja la impulsora del convenio entre ASA y el INTA que amplió y mejoró la calidad de la RECSO, la red de evaluación de cultivares de soja mejor conducida y auditada comparada con cualquier país sojero del mundo”
Pero también fue Prosoja la que realizó “el screening nacional para cancro del tallo de la soja que permitió identificar el desempeño de las variedades y promover su rápido recambio a nivel nacional”. La entidad que nuclea a los profesionales que mas saben del cultivo coordinó el relevamiento nacional para Nemátodo del Quiste de la Soja identificando zonas, áreas dentro de zonas, niveles de infestación e identificación de las razas presentes en el país.
De paso, organizó cuatro Seminarios Internacionales de Investigación en el marco del congreso anual de AAPRESID, acercando el sector científico al de la producción, y convocó en Tucumán a autoridades nacionales en un multitudinario seminario cuando la roya de la soja comenzó a ser una amenaza. “De esa reunión nació el SINAVIMO, sistema on line de alarma para la prevención sanitaria. En fin, esos son algunos de los objetivos que durante nuestra vida institucional cumplieron con las premisas con las que aquellos pioneros soñaron”, dice orgulloso Julio Ferrarotti, avezado fitomejorador que desempeño tareas en el exterior.
Soja
Y en estos 20 años desde su creación, el cultivo evolucionó de manera excelente. “Fruto del mejoramiento las variedades se van superando ciclo tras ciclo, tanto en su potencial y estabilidad de rendimientos como en su capacidad para sortear dificultades bióticas y abióticas”, ilustró el experto. Hoy tenemos variedades para el Este húmedo, el Oeste seco, el cálido Norte o el frío Sur. Vale la pena remarcar además que actualmente la genética argentina domina los mercados de Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia, “amén de existir cultivares de creación nacional que están demostrando su performance superior en países como Estados Unidos o Sudáfrica”. Todo ello, sumado a los aportes realizados por el manejo del cultivo y de los suelos ha redundado en una evolución altamente favorable.
Autor: Gaspar Gutiérrez