En un mundo cada vez más demandante de prácticas productivas responsables, que puedan dar respuestas a problemáticas tales como el carácter limitado de los recursos utilizables, el potencial del campo es exponencial si se le agrega la fuerza de la industria, que transforma los granos en alimentos y energía generando productos de alto valor y subproductos. De esta manera, las vacas, los cerdos, los pollos, vuelven a transformar y la rueda gira, en un movimiento circular virtuoso que alguien llamó “economía circular”.
En estos tiempos, las vacas no solo dan leche y carne, también producen desechos que dejaron de ser problema para ser la oportunidad para que la rueda siga girando. Y entonces el guano, la bosta, o los “purines”, son ahora sinónimo de bioenergía o biofertilizante, que genera trabajo, agrega valor, beneficia el medio ambiente, y se enmarca en la BIOECONOMIA, hermana de la ECONOMIA CIRCULAR, ambas hijas de la SUSTENTABILIDAD.
En estos tiempos, las vacas no solo dan leche y carne, también producen desechos que dejaron de ser problema para ser la oportunidad para que la rueda siga girando.
En esta rueda que gira y produce, CONECAR se inserta. El agricultor produce cereales y oleaginosas que la industria convierte en harinas, aceites, alcohol y subproductos. Los corrales de Conecar Ganadera, convierten los subproductos en carne para consumo interno y exportación, nuevamente materia prima para que la industria frigorífica transforme en alimentos elaborados. Y la rueda sigue girando porque el guano de los corrales se transforma en biofertilizante que vuelve a la tierra para que el agricultor inicie nuevamente el ciclo, produciendo granos y forrajes. En la misma línea se encuentra ACA BIO con su planta de etanol en Villa María, produciendo alcohol y burlanda de maíz, energía y alimento, partiendo desde el agro pasando por la industria y volviendo al campo con el subproducto para alimentación animal. La economía circular permite el crecimiento sostenible de la sociedad moderna porque la desarrolla en cultura, educación y conocimiento, porque protege el medio ambiente, cuida los suelos, genera divisas genuinas con mayor valor agregado.
Sin duda las empresas vinculadas a los agronegocios tienen una canasta de oportunidades a disposición.
Para poder aportar desde un lugar científico, CONECAR ha creado un centro de Investigación y desarrollo, vinculado a la agroindustria. El proyecto apunta a aplicar ciencia y tecnología para mejorar procesos y productos vinculados a la producción de alimentos de forma sostenible. Sin duda, la eficiencia de procesos es una de las formas de aumentar productividad, consumiendo menos energía y por ende protegiendo los recursos naturales, junto con la reutilización de desechos para convertirlos en energía, alimentos o generar biofertilizantes.
Sin duda las empresas vinculadas a los agronegocios tienen una canasta de oportunidades a disposición. La complementación agro-ganadera-industrial-comercial interna y externa, se encuentra en estrecha relación como nunca antes. También el circuito impositivo- financiero, juega a favor de la sustentabilidad, de hecho es notable el apoyo oficial a Los proyectos vinculados a la bioeconomía, mediante exenciones y desgravación impositiva, créditos con tasas subsidiadas y aportes no reintegrable.
Vivimos un tiempo nuevo, con vocabulario nuevo. Cambian las palabras, cambia el slogan. Cambiamos del mecanizado a la robótica. De la electrónica a la nanotecnología. Ya no se cuentan los quintales. Es la proteína y el gluten la que le da valor al trigo. Los desechos son energía, también fertilizante. La economía circular está naciendo. Nada se tira, todo se recicla. La producción sustentable se lleva el premio mayor, y desfila por la “alfombra verde”. Bienvenido el cambio.
Autor: Roberto Guercetti – CEO Conecar