Ex UIA lidera la innovación en Y-TEC

Lo mejor del mundo productivo y la ciencia en la industria energética

Propiciar la relación entre el sector empresario y la investigación es un esfuerzo al que Santiago Sacerdote ha dedicado su carrera. Se recibió de ingeniero industrial en el ITBA para luego dedicarse a la consultoría estratégica de negocios, donde formó parte de proyectos de diseño y reestructuración organizacional. Después de graduarse con un Máster en Políticas Públicas en Madrid, volvió a su país y, en 2006, a comenzó a trabajar en la Unión Industrial Argentina como responsable por la promoción de la cultura de la innovación en el ámbito productivo, uniendo empresas con capacidades y recursos científicos.

A Sacerdote le tocó estar de los dos lados del mostrador. “Empecé a trabajar desde la UIA en el directorio del Conicet y un día el mismo directorio me propuso estar como vicepresidente de Asuntos Tecnológicos”, relata. Desde esa función, cuenta, fue que comenzaron a identificar la necesidad de crear figuras intermedias entre el sector privado y el científico que actuaran como dinamizadores de esa articulación. En 2012, esta conclusión los llevó a presentar al Ministerio de Ciencia y Tecnología varias propuestas de vinculación en sectores estratégicos, entre ellos, el energético.

Para Sacerdote, crear los intermediarios no era una tarea sencilla, sobre todo porque era difícil elegir el socio privado. Cuando se nacionalizó YPF, la posibilidad de conformar esta figura se materializó. “Era el socio natural”, recuerda el ingeniero que, desde hace tres años, es gerente general de Y-Tec.

Si bien es habitual que las grandes operadoras de Oil & Gas dediquen parte de sus inversiones a investigación y desarrollo de su negocio, Y-Tec es única en su rubro: reúne a la empresa de energía líder con la principal institución científica del país (51% YPF, 49% Conicet) con el objetivo de brindar soluciones tecnológicas y formar especialistas en un compromiso de largo plazo para producir conocimiento propio y de avanzada en la industria.

La compañía ha encarado numerosos desafíos. De ser un centro de costos de YPF pasó a ser una empresa con una fuerte impronta I+D, haciéndose cargo de la gestión de riesgo de un portafolio diversificado. Este 2018 es, según Sacerdote, “el primer año donde esa etapa de startup fue superada. Estamos con una cartera rejuvenecida, tratando de acelerar los tiempos de entrega”.

¿Cuáles son los proyectos de mayor relevancia hoy en día?

Y-Tec busca tecnología en toda la cadena de valor y variaciones del sector energético que puedan aportar valor a la operación y sus productos. En ese amplio abanico, estamos haciendo foco a través de cuatro programas tecnológicos activos que están alineados a los objetivos de YPF: el primero apunta a mejorar la explotación de los yacimientos no convencionales, el segundo se dirige a obtener una mayor producción de la operación tradicional a través de lo que se llama recuperación terciaria o EOR (en inglés, Enhaced Oil Recovery, una serie de técnicas para optimizar la recuperación del petróleo en los campos cuya productividad ha declinado), el tercero se orienta a generar valor a subproductos de la industria petroquímica y, por último, está nuestro programa de sostenibilidad ambiental, que es el que busca dar apoyo a la agenda verde de YPF en cuanto a reducir su huella de carbono y a que sus productos en el mercado sean más amigables con el medio ambiente.

Posiblemente, en este ordenamiento que hemos hecho de la cartera, durante 2018 tendremos algún programa más que va a tener que ver con las líneas futuras de YPF, enfocado en la exploración de la movilidad eléctrica, de la energía distribuida en distintas formas, desde el hidrógeno, geotermia pasando por el almacenamiento de la energía o las renovables de baja escala.

¿Me puede dar algún ejemplo?

Para los ciclos de investigación, el grueso de nuestros proyectos está aún en desarrollo. Hemos hecho un desarrollo importante en lo que es la tecnología de separación del agua del hidrocarburo, una problemática con alto impacto en el sector. Ya tenemos cuatro patentes y este año pasamos de las pruebas piloto a las pruebas de campo para aplicaciones.

¿Cómo es la modalidad de trabajo? ¿Concentran su actividad en su base en Berisso u operan de forma descentralizada?

Hemos tratado de impulsar fuertemente un modelo de innovación abierta y eso implica entender cuáles son los desafíos para así buscar las capacidades que nos ayuden a reducir el tiempo, la inversión y el riesgo en los desarrollos. En Y-Tec hemos definido una serie de áreas core: tecnología y nanotecnología, desarrollo de materiales y química fina, tecnología digital, geoquímica y geomecánica. Muchas de estas capacidades se encuentran dentro de Y-Tec pero también nos complementamos a través de nuestro socio natural, el sistema científico.

Allí lanzamos lo que llamamos Espacios de Innovación que son ámbitos comunes de trabajo, laboratorios e institutos que queremos tener vinculados. Por ejemplo, en el desarrollo de materiales para baterías de ion-litio, trabajamos en conjunto con Innifta (Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas Aplicadas) de la Universidad Nacional de La Plata y con el Infiqc (Instituto de Investigaciones en Fisicoquímica de Córdoba). Somos la cabecera de una red de trabajo con más de 22 instituciones vinculadas en todo el país, con grupos con más de 40 becarios. Ellos son la nueva generación de tecnólogos que irán incorporándose a nuestro propio núcleo de investigación.

También mantienen relaciones con el sector productivo y con el mundo.

Si bien YPF es nuestro cliente principal, la propuesta de Y-Tec es abierta a toda la industria. Tenemos servicios para muchas empresas y algunos acuerdos de co-desarrollo con proveedoras de servicios nacionales y del exterior. Además, buscamos relacionarnos con los principales centros del mundo. Desde noviembre del año pasado que somos parte del Industrial Liaison Program del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), una oportunidad de intercambio interdisciplinario, y estamos gestionando asociaciones con otros centros en Stanford o Europa.

Con tantas líneas de trabajo, coordinar los resultados de las investigaciones con las necesidades comerciales parece difícil. ¿Es un problema?

El proyecto va a la velocidad a la que tiene que ir, aunque tampoco es aceptable meterse en un túnel en el que recién a los dos años podemos evaluar si vamos bien. Hemos incorporado metodologías de ciclos cortos en lo que es la tradicional I+D para ir validando ciertos hitos de avance. Ahora bien, eso no significa que uno pueda acelerar algunos tiempos. Por ejemplo, si desarrollamos un fertilizante de origen biológico para el negocio agro de YPF, debemos hacer las pruebas en campañas de a una por año. Hay procesos que no se pueden acelerar. En ese sentido, la clave de Y-Tec es balancear en su portafolio los horizontes de corto y largo plazo para YPF.

Fuente: infotechnology

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