Pero lejos de ser un techo, la zona tiene aún posibilidades de ampliar su frontera agrícola e incrementar su producción de girasol, que hasta el momento se vuelca enteramente hacia el mercado interno y los países limítrofes. El gran desafío es entonces generar un excedente que tenga como destino la exportación internacional y ayudar a que la Argentina vuelva a tener una posición de relevancia en el mercado mundial de girasol.
Atraídos quizás por las buenas perspectivas que se vislumbran, casi 200 productores locales se acercaron a las dos jornadas de actualización técnica organizadas por ASAGIR (Asociación Argentina de Girasol) en la ciudad chaqueña de Sáenz Peña y en la localidad de Avellaneda, ubicada al noreste de la provincia de Santa Fe. “Hace varios años que el Norte ha tomado relevancia en el cultivo. Y lo que tratamos con este tipo de talleres es que los productores y técnicos locales lleven adelante la discusión con la experiencia que han desarrollado. Y además traemos especialistas en temas específicos que puedan aportar información útil para la construcción de ese manual de prácticas agrícolas propio que tiene cada región”, explica Guillermo Pozzi, Presidente de ASAGIR.
“El girasol es un cultivo muy importante en la zona, no solamente por su precio sino también por su estabilidad y por cómo encaja en la rotación agrícola. Además, trae otros beneficios que están quizás un poco escondidos como el tema de la materia grasa”, asegura el ingeniero Héctor Alcaraz, que trabaja en la Unión Agrícola de Avellaneda y fue uno de los técnicos invitados para hablar sobre las particularidades que presenta el cultivo en la zona.
“Acá tenemos muchas limitantes. Nuestros suelos son poco receptivos a la humedad y si hay exceso de lluvias, se encharcan o erosionan. Y por los períodos en que se desarrolla, el girasol nos da mayor seguridad y con un costo de cosecha no tan alto como otros cultivos”, completa Rubén Agretti, un experimentado productor de la región que fue uno de los grandes protagonistas de la actividad.
Similares conceptos habían sido expresados por el Sr Enzo Locinski, destacado productor de AAPRESID en Las Breñas, y el Ing. Ivan Vrdoljak, ambos disertantes locales en la jornada desarrollada dos días antes en Saenz Peña, Chaco.
Por cuestiones ambientales, de suelo y características climáticas, no será fácil superar los rendimientos promedio de la zona. Sin embargo, las perspectivas para la próxima campaña son alentadoras y muchos productores planean aumentar el porcentaje de área de siembra. “Es que luego de la gran sequía que tuvimos en el verano, pasó un aguacero muy grande en pleno otoño que dejó muy buena humedad. Y si el girasol tiene clima seco arriba y humedad en el pie, se nos presenta un muy buen año”, agrega Agretti, que con su hermano trabaja un campo de 800 hectáreas (de las cuales la mitad se destina al girasol), ubicado en Lanteri, en el departamento de General Obligado, Santa Fe.
Un tema que ocupó buena parte de los talleres es la explosiva reaparición en la región de Downy Mildew durante la última campaña. “El patógeno mutó y tiene resistencia al curasemilla. Es muy virulento y está en la mayoría de los suelos de la zona. Además, el año pasado se dieron todos los factores y condiciones para que se propague la enfermedad”, alerta Alcaraz. Para la patóloga y mejoradora de girasol, Amelia “Baby” Bertero, la única solución es la elección correcta del cultivar, donde hay híbridos que todavía muestran resistencia genética. “El Mildew asusta, pero es una enfermedad que se puede controlar”, tranquiliza.
Durante su exposición, Bertero recalcó la importancia de elegir el híbrido que mejor se adapta a cada situación particular y recordó que la resistencia a enfermedades “es un seguro de rendimiento”. En la página web de ASAGIR están publicados los ensayos de la Red Nacional de Cultivares. “Allí se puede ver que en la zona hay siete híbridos que están por arriba del promedio en las últimas dos campañas”, asegura.
En las jornadas también se hizo un repaso por las principales malezas de la zona, una problemática que crece a pasos agigantados y que afecta no solamente al girasol sino también a los demás cultivos. El consejo que prevaleció fue tener los lotes totalmente limpios en los primeros 40 días, seleccionar el híbrido adecuado y realizar ajustes a partir de cada situación particular. En tanto, la rotación de cultivos que predomina en gran parte de la región es girasol sobre soja, que otorga muy buenos aportes de nitrógeno y deja limpio el barbecho.
Alcaraz agrega que tan solo tres híbridos representan más del 50% del área de la superficie sembrada de girasol en la zona y recomendó la utilización de ciclos intermedios y cortos. “Los semilleros tienen que trabajar más sobre lo que el productor quiere y necesita”, afirma el experto, quien promueve además que se hagan más análisis de suelo. Según los muestreos realizados durante los dos últimos años, el promedio de materia orgánica en la zona es de 2,3% cuando debería estar entre 2,5 o 2,7 para no tener inconvenientes. “A través de un ensayo que hicimos logramos determinar que se puede obtener una diferencia de rendimiento de 374 kilos entre una fertilización simple (50 kilos de diamónico) y una fertilización doble (50 kilos de diamónico y 50 kilos de urea)”, concluye.
Por último, el asesor económico de ASAGIR, Jorge Ingaramo, analizó las perspectivas comerciales y la cotización que podría llegar a tener el girasol: “El futuro del cultivo es bastante auspicioso. Mi pálpito es que la cosecha record que se prevé en Ucrania finalmente no va a ser la esperada. Así que veo precios internacionales en alza”. Sin embargo, en el mercado interno se vislumbran aún muchos nubarrones y un clima con grandes turbulencias. “Hay que esperar que se tranquilice el dólar para bajar el nivel de incertidumbre. No hay certezas de que el consumo nacional pueda absorber el impacto de la devaluación. En el futuro habrá que mirar ese dato: el tipo de cambio contra los salarios reales”, comenta.
En los últimos diez años el consumo de aceite de girasol ha sido el más dinámico de los commodities, creciendo al 3,9% anual acumulativo. Se pronostica que para satisfacer esa demanda se necesitarán adicionar a la siembra alrededor de 600 mil hectáreas de girasol. Y el único lugar en el mundo donde puede crecer la producción es Argentina. “Tenemos que llegar a las 4.500.000 de toneladas que se producían antes de las retenciones y recuperar los mercados perdidos”, alienta Ingaramo. Dentro de ese panorama internacional, el NEA puede ser el gran protagonista de la historia. “Es una zona donde todavía se puede crecer a través de la tecnología y donde además el girasol tiene una relación competitiva superior respecto al maíz y la soja”, finaliza Pozzi.