El paper más comentado de la mañana fue un análisis del economista Luis Secco sobre la estrategia elegida por el gobierno argentino para enfrentar el rechazo de la Corte Suprema de EE.UU., sus posibilidades de éxito y las consecuencias que podría tener sobre la dinámica macro económica y financiera doméstica en el corto/mediano plazo.
Y AHORA?
1. La respuesta del gobierno argentino
El rechazo de la Corte Suprema de los Estados Unidos (SCOTUS) al pedido de
apelación presentado por la Argentina se produjo sin realizar ninguna consulta al
gobierno de los Estados Unidos (al Procurador General). En consecuencia, dado
que ese era el escenario más probable para el mercado, produjo una fuerte
corrección en el precio de los activos de riesgo de la Argentina, tanto los soberanos
como los privados. Y produjo que hoy la agencia calificadora de riesgo S&P
redujera dos escalones la calificación del soberano argentino de CCC+ a CCC-.
Pero ese no fue el único resultado adverso que recibió ayer la estrategia argentina
en los tribunales americanos. Ayer SCOTUS habilitó también el proceso de
descubrimiento (Discovery) que les da a los holdouts la capacidad de descubrir
activos no solo del Estado argentino, si no también de sus autoridades actuales o
pasadas.
La reacción del gobierno argentino puede dividirse en 2 partes: la cadena nacional
del lunes 16 a la noche de la presidente Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y la
conferencia de prensa del Ministro de Economía, Axel Kicillof, del martes 17 por la
tarde.
1.1 El discurso de CFK y el planteo político/épico de la saga holdouts (“los
buitres”)
A pesar de una bastante cuidada puesta en escena (su discurso por cadena
nacional fue grabado y editado), reveló también algo de sorpresa y bastante
indignación.
Más allá de los argumentos esgrimidos por la presidente CFK para criticar lo
resuelto por SCOTUS, que es un fallo contrario no sólo a los intereses de la
Argentina sino también del 92% de los acreedores que aceptaron el canje o que es
un fallo en contra también de lo que es el funcionamiento del sistema financiero
internacional, lo central de su discurso (que no hizo ninguna mención al fallo
relativo al descubrimiento de activos), fue a nuestro entender lo siguiente:
– El problema no es honrar un fallo de USD1,500 Millones, que beneficia a fondos
que invirtieron especulativamente y que obtuvieron una ganancia
extraordinaria, sino los USD15,000 Millones que se vienen detrás.
Los abogados de Argentina habían alertado al gobierno que lo más probable es
que no alcance con negociar o pagar a los bonistas que iniciaron esta causa,
sino que habría que pagar o acordar con todos los bonistas que no fueron
reestructurados.
– La presidente CFK se refirió a que la Argentina ha venido mostrando voluntad
de pago y puso como ejemplo los acuerdos de las últimas semanas alcanzados con Repsol y con el Club de Paris. Pero aclaró, vehementemente, que una cosa
es negociar y otra es aceptar una extorsión.
– La presidente sí dijo que Argentina continuará honrando sus compromisos a
los poseedores de bonos del canje, o sea de los bonos que están corrientes. Y
que para ello dio indicaciones para que pueda hacerse el próximo pago de fines
de este mes.
1.2 Los próximos pasos (lo que anunció Kicillof)
El Ministro Kicillof dio algunas precisiones sobre cuál será de ahora en más la
estrategia de Argentina, siguiendo los lineamientos políticos anteriores.
– Respecto del pago a los holdouts, esgrimió varias veces el argumento de que no
se trata sólo de USD1,500 M sino USD15,000 M y que Argentina no puede pagar
eso.
– Mencionó que los abogados de la Argentina irán a ver al Juez Griesa para ver
por qué él dice que su fallo no condena a la Argentina al default, cuando, según
el gobierno, sí lo hace (eso fue lo que dijo el Ministro, muy vago por cierto).
Algunos interpretan esto como una instancia de negociación. Pero, para que el
Juez interprete que Argentina está negociando, los abogados de Argentina
deberían presentar una propuesta concreta, algo más que un planteo, lo que
luce casi imposible después del planteo general tanto de CFK como del
Ministro.
Además no es una buena idea mandar abogados para hablar con el Juez y al
mismo tiempo decir que ya se iniciaron los procedimientos para canjear la
deuda bajo legislación New York a deuda bajo legislación argentina, para que se
pueda seguir pagando los bonos del canje pero en Argentina (Ver abajo). Esta
es una clara señal que se intenta eludir el fallo de los tribunales americanos. Un
flaco favor si realmente se espera que el Juez Griesa abra una nueva instancia
de negociación. La posibilidad de que Argentina intente eludir el fallo de los
Tribunales de EE.UU., que surgió durante las audiencias previas a la sentencia,
ya había motivado el enojo tanto de Griesa como de algunos jueces de la
Cámara de Apelaciones.
Vale remarcar además que, aun cuando existiese margen para negociar por
parte de los holdouts y del Juez Griesa, por un lado, y el gobierno argentino, por
el otro, lo cierto es que Argentina no cuenta actualmente con demasiado
margen para seguir abultando el perfil de vencimientos de deuda en moneda
extranjera en el corto plazo (especialmente, luego del impacto que tuvieron
sobre dicho perfil los recientes acuerdos con Repsol y el Club de París). Puesto
de otra forma, dada la escasez de divisas, no está claro que Argentina tenga
capacidad de pago para cumplir con un acuerdo que permita cancelar las
obligaciones que establece el fallo mediante la emisión de un título público con
vencimiento en el corto/mediano plazo (por ejemplo, de características
similares al que se le entregó recientemente a Repsol por la expropiación de
YPF).
– Respecto de los pagos de la deuda corriente, el ministro anunció el canje de
jurisdicción de los bonos corrientes de la jurisdicción New York a la
jurisdicción argentina.
En este último sentido, completar el procedimiento para que el cambio de
jurisdicción no lleve a un default de los bonos productos del canje no es una
tarea sencilla. Las cláusulas de acción colectiva incluidas en el prospecto de
emisión de dichos bonos requieren que cuanto menos los bonistas que
representan el 85% del capital del bono acepten el canje. Las dificultades para
alcanzar semejante porcentaje de aceptación radica en varios aspectos.
Algunos que hacen a las limitaciones estatutarias que enfrentan algunos
tenedores de deuda argentina (que no pueden invertir en bonos que no tengan
jurisdicción Nueva York) y otros que se relacionan con la protección de
derechos que a priori se espera de ambos sistemas judiciales (más aún después
de la protección recibida por los holdouts en este fallo). No está claro a priori
que, dada la escasez de divisas que tiene actualmente Argentina, haya un
interés masivo por canjear títulos de legislación Nueva York por otros con
legislación local, aun cuando ello implica mayores posibilidades de cobrar los
vencimientos en el corto plazo. Asimismo, es muy difícil poder realizar dicho
cambio de jurisdicción sin la participación de las entidades que hoy son los
agentes pagadores de la Argentina en Nueva York y que no podrán colaborar
por cuanto de hacerlo estarían desconociendo el fallo del Juez Griesa.
Por lo tanto, Argentina se encamina, de no modificar la estrategia actual del
gobierno, primero a estar en rebeldía con los tribunales de Nueva York (“in
contempt of the court”), y luego a entrar en default de toda su deuda.
Asimismo, cabe recalcar que si Argentina no cumple con lo dispuesto por los
tribunales americanos e intenta eludir el fallo original del juez Griesa, Elliott y el
resto de los holdouts pueden ahora “descubrirle” las cuentas bancarias (en teoría
en cualquier parte del mundo conectada a EE.UU.) y otros activos reales a CFK y
otros miembros del gobierno. Si el gobierno se inclinase por desobedecer la orden
de Griesa de no eludir su fallo, correrá el riesgo que se embarguen todo tipos de
activos conectados con la Argentina y sus autoridades.
2. Las consecuencias prácticas
Ahora bien, independientemente de cuán efectiva resulte la estrategia anunciada
por el gobierno, y que reiteramos consiste en no cumplir e intentar eludir el fallo
del juez Griesa, las principales consecuencias de la aceleración del proceso
producto de los fallos de ayer son a nuestro juicio las siguientes:
– La posibilidad de contar con dólares frescos provenientes del endeudamiento
externo, que habrían permitido aliviar la restricción externa en la segunda
mitad del año, ha dejado prácticamente de existir.
Alentar la expectativa de que hay y habría dólares suficientes, se convirtió en el
eje de la política económica llevada adelante por el gobierno desde la
devaluación de enero. Ahora sin posibilidad de recurrir al financiamiento externo, las estrategias llevadas adelante para preservar dólares hasta tanto
ingresaran los dólares de la cosecha primero (durante la primera mitad del
año) y los dólares del endeudamiento externo (durante la segunda mitad),
probablemente se mantengan y se extiendan por tiempo indefinido. Esto
complica sobre todo a la industria manufacturera que ha sufrido las
consecuencias de no poder importar o de no contar con los dólares necesarios
para pagar sus importaciones.
– La restricción externa o la escasez de dólares se agrava frente a la abundancia
de pesos que se emiten para financiar el déficit fiscal. Lo ocurrido ayer torna
aún más imprescindible y urgente que antes encarar un ajuste fiscal que
reduzca dichas necesidades de financiamiento en pesos.
– La escasez relativa de dólares, sumada a la incertidumbre financiera que
genera un escenario de probable default, tiene impacto sobre el mercado
cambiario formal (mayor exceso demanda a un determinado precio del dólar) e
informal (presión al alza del dólar blue y mayor brecha), sobre las tasas de
interés y sobre las expectativas inflacionarias (asociadas a una suba de las
expectativas de devaluación).
– Por último, las políticas activas de manejo de demanda agregada, las cuales ya
sospechábamos de inefectivas, serán hoy aún más inefectivas por cuanto sus
efectos inflacionarios estarán descontados mucho tiempo antes. Esto quiere
decir, que el escenario más probable es que la economía se contraiga aún más,
lo que tendrá impacto no trivial sobre los niveles de empleo y, por ende,
también sobre la conflictividad política y social.
Fabiana Suárez
f.suarez@on24.com.ar
Fuente: Perspectiv@s Económicas