Tal y como lo indica la teoría microeconómica, para una empresa que en el largo plazo afronta un precio que es más bajo que el llamado “punto de cierre”, la renta total percibida por sus ventas es insuficiente para cubrir los costos, lo que obliga a las firmas a cerrar sus puertas y soportar las pérdidas que la situación apareja.
Sobre el Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) de Rosario, la praxis lejos de rebatir nuestras conclusiones, nos otorga un marco de previsibilidad de lo que puede ocurrir si la situación se mantiene constante: “la quiebra inevitable de las empresas”. En este caso se está hablando del punto cumbre de un proceso que se observa dinámico, que se opina tendrá lugar debido a un progresivo deterioro en la calidad del servicio prestado – en relación con otros medios de transporte que podrían usarse y que al parecer hoy por hoy son más atractivos, ejemplo de ello el uso de motos- lo que no solamente ocasiona que no se sumen nuevos pasajeros, lo que incrementa la posibilidad de que las actividades sean rentables, sino que además que se retiren los que ya eran clientes.
A respecto, Osvaldo Miatello -Concejal de Rosario- en entrevista con Radio Fisherton CNN el programa conducido por Marcelo Fernández, comentó que en el último año las ventas de pasajes se redujo en 8.000.000 (de 126.000.000 a 118.000.000) y si consideramos los últimos 15 – 20 años, la cifra es aún más abrumadora (alrededor de 100.000.000 de pasajes), esto vendría a reflejar el deterioro del servicio del que se hablaba con anterioridad.
En sintonía con los Costos, el referente político indicó que hoy en día, el precio de un boleto sin subsidios debería rondar en los $30 – $31, lo que enfatiza aún más la inviabilidad de la situación. Es decir, no solamente quienes utilizan el transporte urbano tendrán que pagar $14,80 -a partir de mañana- por un servicio de precaria calidad, sino que además de cada dos pasajes, la sociedad en conjunto paga más de uno de ellos vía subsidios.
Sin entrar en el debate -ya ampliamente resuelto por la teoría económica- sobre el perjuicio social que genera el mantenimiento de empresas ineficientes a través del rescate estatal, lo que es lo mismo que decir: el costo social y económico que nos genera a cada uno de los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos (lo que claramente se contrapone con la visión de Osvaldo, que opina que el costo debemos afrontarlo todos), se hace mención a que la metodología utilizada para hacer dádiva de un subsidio determina la forma bajo la cual las firmas se relacionan. En este caso valdría la pena que los hacedores de política se replanteen si otorgar subsidios por unidad, genera un espíritu competitivo en las firmas, mecanismo único para asegurar la viabilidad y el sostenido mantenimiento y mejora del servicio.
REDACCIÓN ON24
Por Sebastián Abella.