“El mundo pide girasol”, bajo ese título se desarrolló el primer panel del 6° Congreso Argentino de Girasol que se lleva a cabo en el Sheraton Retiro de Buenos Aires, con más de 800 asistentes y dos salas de conferencias en simultáneo.
Luis González Victorica, de Cazenave y Asoc., Hernán Pettinari, de Syngenta, y Francisco Morelli, de Cargill, abrieron la mañana para poner en blanco sobre negro las oportunidades que tiene el girasol argentino.
“Como productores, tenemos razones más que suficientes para sembrar girasol”, dijo González Victorica y ofreció un panorama que da cuenta del corrimiento que sufrió el cultivo. De los ‘90 a esta parte hubo 3 escalones, dijo. Se redujo el área a 3 millones primero, a 2 millones después hasta 1,5 millones de hectáreas. “Sin embargo, un dato clave es el crecimiento de la materia grasa a pesar de la producción en campos marginales. Eso habla de la estabilidad del cultivo”, puntualizó.
“La diversidad de cultivos debería ser un horizonte deseable”, dijo y agregó: “Hay una limitación de los precios futuros, pero eso no significa que no tenga precios competitivos”.
Al enumerar algunas de las dificultades que enfrenta el girasol, el productor relativizó la pérdida de competitividad frente a Ucrania, para ponderar otro tipo de dificultades, como el tipo de cambio, el clima, y el impacto impositivo. También sostuvo que el maíz tardío ha incursionado muy fuerte en las zonas del girasol. Sumó la presencia de palomas y “lo que ha aparecido en las últimas campañas es la residualidad de herbicidas, un tema a solucionar”.
“Como productor girasolero desde hace más de 40 años de girasol digo que este es el año del cultivo. Y creo que las fortalezas deberían empujarnos a apostar por él”, sostuvo González Victorica para enumerar las fortalezas del cultivo.
La primera de ellas: la diversificación del riesgo climático. “Nos da estabilidad de rendimiento y diversificación con la soja frente a adversidades climáticas. En estas condiciones, es más estable que la soja. En 2008, en Catriló, la soja perdió 35% de rendimientos por malas condiciones climáticas, y el girasol, sólo 20%”, dijo.
Otra de las fortalezas es que acorta los tiempos de capitalización. “En las zonas girasoleras no está la posibilidad del ingreso que da el trigo en diciembre-enero, pero está el girasol que aporta ingresos en febrero-marzo”, sostuvo.
“Con el girasol podemos tener una tasa de retorno interno del 45%, con la soja es 34% y con maíz tardío del 25%”, enumeró el productor. “Desgraciadamente, el IVA se ha transformado en un costo en las últimas campañas”, dijo.
“Desde hace 20 años, al girasol lo vendemos con una prima frente a la soja. Se trata de un cultivo estratégico y este es un año para mirarlo con cariño”, concluyó.