Los desafíos del girasol

Chaco y Santa Fe lograron duplicar el área sembrada, tras la quita de retenciones

“Estamos superando las 400.000 hectáreas y el objetivo es pasar las 500.000”, dijo el gobernador del Chaco, Domingo Peppo, al enfatizar que la provincia es uno de los mayores productores nacionales de girasol. “En el Chaco producimos el girasol, pero la botella de aceite la traemos de otro lado. Como gobierno, tenemos la responsabilidad de darle al sector empresarial las herramientas para agregar valor”, agregó el funcionario.

Con el mismo entusiasmo se refirió el presidente de la Bolsa de Comercio del Chaco, Ricardo Khayat, una entidad joven que avanza en el compromiso con la producción agrícola: “ser anfitriones de este evento es un orgullo para todos los chaqueños. El año pasado nuestra provincia dio un salto muy importante y se convirtió en la segunda productora de girasol del país”.

“El mundo necesita unas 600 mil hectáreas de girasol más por año para satisfacer una demanda mundial de aceite de girasol que crece al 4,4% anual acumulativo. El gran proveedor, que es Ucrania, ya no tiene superficie para incrementar la oferta. El único país con cultura girasolera, capacidad exportadora e industria instalada para exportar es la Argentina. Por eso, tenemos que apuntar a producir al menos la mitad de esa cifra”, apuntó el asesor económico de ASAGIR, Jorge Ingaramo, durante la antesala del primer remate de girasol.

El especialista destacó que Chaco y Santa Fe lograron duplicar el área sembrada, al pasar de 320 mil a 640 mil hectáreas tras la quita de retenciones. “Ese es un gran ejemplo de la recuperación que se necesita para crecer de 1.200.000 a las 2.600.000 hectáreas que se sembraban en el país hace apenas 10 años”, enfatizó.

Por su parte, el director Ejecutivo de ASAGIR, Carlos Feoli, detalló los desafíos que debe enfrentar Argentina para ganar competitividad en el comercio internacional. Uno de los temas clave es la presencia de residuos de fitosanitarios en granos y aceites. “Estamos trabajando desde hace varios años con la Dirección de Calidad del Senasa, con la que acordamos que es primordial poner en claro cuál es la normativa que exige el Codex, que Europa y otros numerosos países toman de referencia. Tanto en el transporte como en el acopio debe evitarse el uso de insecticidas no permitidos. Por ejemplo, la fosfina es una opción válida para controlar los insectos y mantener limpios todas aquellas instalaciones donde se almacenan granos”.

El otro tema clave es la mezcla de aceites según su composición acídica. “Hoy conviven diferentes perfiles como alto oleico, linoleico y medio oleico. En este contexto, se requiere una oferta diferenciada para cada uno de estos perfiles acídicos. Por eso hemos acordado con el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y la Comisión Nacional de Semillas (CONASE) que a partir de este año la bolsa de semillas que venden los semilleros debe contener un rótulo que indica el perfil acídico de ese híbrido para que el productor sepa qué girasol está sembrando y pueda comercializarlo de acuerdo a las necesidades de la industria”, especificó Feoli.

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