Las hierbas aromáticas buscan ganar su espacio en el mercado. Las pymes se preocupan por marcar la diferencia, apostando a lo natural, a la calidad y a los requisitos de cada paladar.
Las plantas aromáticas han sido cultivadas por el hombre desde tiempos inmemoriales con el fin de mejorar el sabor de las comidas y perfumar el medio ambiente.
Agrofy se sumergió en un mundo de sabores y aromas y entrevistó a Edgardo Wiszniovski, uno de los dueños De La Presilla, y a María Laura Berzins, técnica asesora e integrante de la Cooperativa Aromáticas del Alto Valle. Ambos emprendimientos comparten el entusiasmo por cultivar hierbas aromáticas, apostar a lo natural y a las riquezas de sus regiones.
“Si uno se sube a la línea del tiempo, el primer indicio de utilización de especies aromáticas fue durante la Edad de Fuego cuando el hombre utilizaba ramas de determinadas especies para la cocción de sus alimentos”, según relata la técnica Gimena Cameroni.
En aquella época, los humos aromáticos surgían a partir de la combustión de los aceites esenciales que estas plantas poseían. Los tiempos cambiaron y los hábitos de consumo no se quedaron atrás. Hoy, las hierbas aromáticas invaden de sabor y aroma la mesas de los argentinos, al punto tal que ya no se habla de condimentos sino de “productos gourmet”.
Historias sabrosas
La cooperativa de Aromáticas del Alto Valle, como su nombre lo indica, se encuentra ubicada en Alto Valle. Tradicionalmente, es una zona productora de fruticultura y surge la idea de cultivar hierbas como una alternativa a la producción tradicional.
Tan es así, que en el 2003 comenzaron a investigar y descubrieron que las hierbas aromáticas, especialmente las de hoja, se cultivaban muy bien en Alto Valle: más de uno tenía alguna plantita en la casa, pero no a nivel producción. De esa forma, un grupo de diez productores se nucleó en una asociación para tener una forma jurídica.
Luego, en el 2009 deciden convertirse en cooperativa agropecuaria y de consumo Aromáticas del Alto Valle, diversificar la producción, ya que al comienzo sólo producían orégano, y orientar la venta al consumidor directamente.
En tanto, en el 2000 comienza a gestarse De La Presilla, un emprendimiento sanjuanino que nace en Barreal, al pie de la cordillera de Los Andes. Hoy, en una superficie de cuatro hectáreas, cultivan aromáticas, luego las fraccionan y les realizan un secado natural, según relató uno de sus dueños.
En cuanto a la variedad, es un mundo de sabores. Cosechan orégano, estragón francés, tomillo, menta, albahaca, ciboulette. “También hacemos tomate y berenjena seca y las comercializamos en todo el país”, agregó Wiszniovski.
Según comentó, las hierbas aromáticas son muy buenas por el lugar donde están cultivadas. “La mayoría de las que se producen en los valles o donde la planta sufre mucho estrés térmico son de excelente calidad, saborizado y aromatizado”, precisó.
La época productiva de las hierbas aromáticas es durante las estaciones de primavera-verano.
“Son cultivos plurianuales (duran varios años) y como son varias hierbas tienen momentos de cosecha distintos”, detalló la técnica Berzins. Tan es así, que en diciembre cosechan lavanda, orégano, en noviembre romero, tomillo, y ahora están con la menta hasta mayo cuando comienzan las heladas.
Lo interesante s que luego del secado, las hierbas se pueden guardar durante un año. Se procesan y preparan a medida que se van comercializando. Según Berzins, es sólo uno de los beneficios que tienen. Los integrantes de la cooperativa anualmente cultivan seis hectáreas y resaltan que trabajan de manera agroecológica.
Cambio de hábitos
Al continuar hablando sobre los cambios en la alimentación de los argentinos, tanto desde cooperativa como desde De la Presilla, coinciden en que las personas han modificado los hábitos de consumo, no solo al incorporar hierbas aromáticas sino también al elegir productos de calidad. “Han dejado de lado lo masivo y lo industrializado”, argumentó Wiszniovski.
Menos sal, más vida
Si de valor agregado hablamos, la cooperativa Aromáticas del Alto Valle lo tiene muy claro. Al respecto, Berzins comentó con gran entusiasmo: “También producimos hierbas finamente molidas para reemplazar la sal en la comida. El beneficio que tiene es que al estar finamente molida se mezcla mejor con el juguito de la comida y saboriza mucho más”.
Tan es así, que el compromiso que tiene la cooperativa con el cuidado de la salud y lo natural, los llevó a integrar la red de trabajo “Menos sal, más vida”. Ofrecen hierbas (solas) finamente molidas y una mezcla de ocho. Como secreto culinario de Berzins, la mezcla resulta muy interesante para las ensaladas.
Muy entusiasmada con el proyecto, compartió la estrategia de la cooperativa: “Tratamos de ampliar nuestro mercado pero siempre orientado a un consumidor que sabe buscar calidad, que nos reconoce por el aroma y por el color de las hierbas”.