Los norcoreanos no van a poder cantar o beber alcohol en estas fiestas. Kim Jong-un, no contento con haber prohibido la Navidad en Corea del Norte en 2016, este año va un paso más allá y no dejará que se celebren reuniones en las que se cante o se consuman bebidas espirituosas.
Así lo afirma el Servicio de Inteligencia Nacional (NIS por sus siglas en inglés) de Corea del Sur, que asegura que “Corea del Norte ha ideado un sistema por el cual los órganos del partido informan de las dificultades económicas de la gente a diario, ha prohibido cualquier reunión relacionada con el consumo de alcohol, el canto y otros entretenimientos, y está fortaleciendo el control sobre la información externa”.
Tradicionalmente, la religión en Corea del Norte está compuesta por el budismo y el confucianismo, y en menor medida por el chamanismo coreano y el sincrético chondoísmo. Además, desde la llegada de los europeos en el siglo XVIII, también encontramos una minoría cristiana.
Aunque el artículo 68 de la constitución de la República Popular Democrática de Coreahace un guiño a la libertad de religión, en la práctica las actividades religiosas libres no existen. Se calcula que hay unos 300.000 cristianos en el país que tienen que practicar su religión en secreto, y denuncian que si son descubiertos las autoridades los envían a prisión.
Kim Jong-un no quiere que se practique el cristianismo, y por este motivo en 2016 prohibió la Navidad. El dirigente propuso que, en su lugar, podían celebrar a su abuela, Kim Jong-suk, que nació la víspera del 25 de diciembre de 1919.
A pesar de la prohibición de los festejos navideños, todavía se pueden ver árboles de Navidad y luces decorativas en algunos lugares de Pyongyang, como hoteles, restaurantes o tiendas de lujo cuyo público es mayoritariamente extranjero. Eso sí, los símbolos religiosos han sido suprimidos por completo.