Encabezado por una videoconferencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y con la presencia en el lugar del secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, y el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, este lunes se realizó el acto de apertura de lo que se califica una de las plantas procesadoras de soja más grande del mundo: con capacidad para procesar 20 mil toneladas diarias y generadora de 350 empleos directos y 2000 indirectos.
Emplazada en la localidad de Timbúes, quedó inaugurado, entonces, el nuevo complejo industrial de la firma Renova (sociedad de Vicentín y Glencore), destinado a la producción de aceites y harinas.
La obra, que se suma a la otra planta de biodiesel que la firma tiene en San Lorenzo, ocupa el 30% de un predio de 200 hectáreas que la empresa posee en el cordón industrial santafesino y para el que ya se están pensando nuevos proyectos.
El complejo cuenta, además, con su propio puerto, por lo que, en total, el mega-emprendimiento demandó una inversión de US$ 490 millones, dijo el vicepresidente de Renova, Sergio Gancberg.
En diálogo con ON24, el empresario también se refirió al mercado del biodiesel. En ese sentido, habló de las trabas de la Unión Europea para importar dicho producto -el continente es el principal destino de exportación de biodiesel argentino- y las gestiones del gobierno ante la OMC para levantar las medidas.
REDACCIÓN ON24