Los molinos dominan la escena

Sin embargo, los contratos de trigo blando en Chicago no pudieron quebrar con fuerza la barrera de los u$s 7 por bushel, denotando cierta debilidad desde el punto de vista técnico. Cuando distintos reportes climáticos coincidieron en la posibilidad de que las lluvias de abril podrían atenuar el impacto sobre los rendimientos los especuladores salieron a tomar ganancias, deprimiendo los precios en tres de las últimas cuatro ruedas de la semana. La menor tensión política en la zona del Mar Negro contribuyó en el mismo sentido.

Sólo un tercio de la superficie ocupada por cultivos de invierno en el estado de Kansas se mantiene en condiciones buenas o excelentes. Esa proporción cae al 17% en Oklahoma, otro gran distrito productor. El Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas – NASS del USDA retomará su informe semanal de seguimiento en todo el país el lunes 7 de abril, lo que permitirá un monitoreo de los cultivos más integral cuando comience el período crítico. Asimismo, la publicación de cifras definitivas de área sembrada el próximo lunes permitirá afianzar los primeros relevamientos de producción, esperándose una cifra ubicada entre 16,9 y 17,8 millones de hectáreas.

Frente al escenario descripto, la reacción de la demanda es cauta, en parte porque los inventarios remanentes de la última campaña son abundantes y podrían amortiguar una caída relativamente menor en la producción del ciclo 2014/15. Aun así, las compras de países africanos y de Asia Central se encaminan a superar las proyecciones iniciales, dando lugar a un comercio mundial que podría superar las 150 millones de toneladas entre junio de 2013 y el próximo mes de mayo. Con excepción de Estados Unidos y Ucrania, el resto de los países productores mantiene perspectivas de producción relativamente alentadoras. Según el Consejo Internacional de Cereales, la cosecha mundial de la nueva campaña caería hasta 700 millones de toneladas y quedaría casi totalmente absorbida por un creciente consumo global.

Sin embargo, en el hemisferio sur ya se barajan las primeras perspectivas de siembra y todo apunta a que podría verificarse un incremento en el área sembrada, fundamentalmente en Sudamérica. La firmeza de los precios externos y las condiciones climáticas generalmente favorables inclinarían la balanza en favor del cereal, aunque bajo una perspectiva relativamente neutral para la siembra fina. Esto indica que cultivos alternativos como la cebada, colza o legumbres podrían perder terreno, con la sola excepción de la arveja en Argentina.

No obstante, es todavía incierto cómo quedaría el balance de oferta y demanda regional, pues hasta el momento sólo abundan las especulaciones. Por lo pronto, si se cumplen las expectativas iniciales, el mismo se advierte menos deficitario que durante el año actual, resultando en mayores dificultades para Estados Unidos y Canadá en la colocación de sus saldos exportables en una plaza internacional cada vez más competitiva.

El mercado de nuestro país muestra a los exportadores prácticamente retirados de la búsqueda de la mercadería o con ofrecimientos poco atractivos para los vendedores, generalmente ubicados por debajo de la capacidad teórica de pago que arrojan los valores FOB. Esto sucede luego de que las compras del sector hayan trepado por encima de 1,9 millones de toneladas, excediendo en un 30% a la capacidad exportable que impone el cupo de ventas al exterior anunciado en el mes de enero. Sobre un precio FAS teórico que el Ministerio de Agricultura estima por encima de $ 1.980/ton, los precios Cámara o estimativos en la zona de Rosario continúan fluctuando alrededor de $ 1.800/ton.

Sin embargo, los precios tienen margen de mejora por calidad, procedencia del lote o bajo diferentes plazos de pago. Sobre el cierre de la semana la molinería ofrecía $ 1.840/ton en Chabás y $ 1.850/ton en Carcarañá por trigo artículo 12, con valores incluso más elevados en otros puntos alejados de Rosario. A nivel nacional las compras de la industria llegaban a 2,4 millones de toneladas hasta mediados de marzo, lo que sugiere que queda un inventario abultado en poder de productores y acopiadores para encarar los últimos meses de la campaña. El potencial de sostenimiento de los precios depende en forma crucial de la agresividad con que se vuelquen esos stocks al circuito comercial durante los próximos meses. Dado que la industria -conformada en buena parte por molinos pequeños y medianos- no tiene la espalda financiera para absorber de golpe un volumen abundante, los precios ajustarán a la baja cuando la oferta se muestre más permeable a negociar.

 

Autor: Guillermo Rossi – BCR

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