Los futuros de trigo cotizantes en Chicago comenzaron el mes de febrero con intensas fluctuaciones, exhibiendo mayor volatilidad que en el promedio de las últimas semanas aunque sin mostrar una tendencia definida. Mientras que entre el lunes y el miércoles de la semana pasada los precios reaccionaron positivamente ante la preocupación que generan las débiles perspectivas productivas en Estados Unidos, especialmente por el clima seco en las planicies del sur, sobre finales de la semana cayeron afectados por una toma de ganancias, en el marco de una expectativa de stocks finales que se mantiene holgada tanto en Estados Unidos como a nivel mundial. Finalmente, la cautela entre los operadores de cara a la publicación de un nuevo reporte de estimaciones de oferta y demanda agrícolas mundiales dominó la escena de mercado al llegar el viernes.
La caída de los valores tras los máximos de mitad de semana también se explicó en el retroceso de la demanda. Los principales países compradores se mantuvieron alejados del mercado importador durante los últimos días, con la excepción de Irán que adquirió recientemente 400.000 toneladas procedentes de Rusia y la Unión Europea. En tanto, las exportaciones de Estados Unidos cayeron hasta 733.573 toneladas en la última semana, volumen que se encontró dentro del rango esperado por un conjunto de analistas encuestados por Reuters. Cabe advertir que la demanda suele frenar su marcha en esta parte del año, en el intento por no convalidar las subas de precios que responden a la caída de inventarios entre los principales exportadores.
Los vaivenes del mercado internacional impactan relativamente poco en el plano doméstico. La conexión de los precios se ha debilitado puesto que la actividad de los exportadores se mantiene muy limitada, comprando y embarcando muy por debajo de lo habitual para esta época del año. De hecho, en los primeros dos meses del ciclo comercial el volumen adquirido por estos participantes totalizó 1,45 millones de toneladas, de las cuales sólo 180.000 toneladas fueron colocadas en el exterior. Según datos de la agencia marítima Alpemar, sólo cuatro buques del cereal fueron cargados hasta el momento en terminales portuarias de Rosario y zona. No obstante, es probable que el grueso de las ventas externas del cereal se origine desde los puertos del sur, respondiendo a la distribución geográfica de la producción.
Por lo pronto, el cupo de exportación de 500.000 toneladas anunciado en enero se encuentra lejos de completarse. En la medida en que avancen los despachos es probable que lleguen noticias respecto de cómo se asignará el millón de toneladas correspondiente al segundo tramo. Dado que todavía quedaría un volumen adicional con posibilidad de volcarse a los mercados externos, lo más probable es que un eventual nuevo anuncio se produzca ya conocidos los resultados de las declaraciones juradas referidas a la campaña 2013/14. En ellas participarán los productores, exportadores, acopiadores, industrias y molinos, permitiendo arribar a una estimación de la oferta total disponible para la campaña al llegar la fecha límite del 19 de febrero.
En principio, partiendo de una estimación de producción de 9,5 millones de toneladas con un stock inicial de 600.000 se alcanzaría una oferta total del ciclo de 10,1 millones de toneladas. La industria molió 920.000 toneladas entre diciembre y enero, mientras que los exportadores colocaron unas 180.000 toneladas. Estas cifras darían la pauta de que la disponibilidad física a principios de febrero ronda las nueve millones de toneladas.
En parte por las restricciones que alcanzan a la comercialización, los precios locales se mantienen por debajo de lo que indicaría la capacidad teórica de pago de un exportador. Partiendo de un precio FOB en torno a u$s 330/ton por trigo con 12% de proteína, correspondería deducir derechos de exportación por u$s 75,9 por tonelada y considerar costos de fobbing por unos u$s 10,1/ton para arribar a un precio FAS teórico, ubicado en torno a u$s 234/ton. Según la Dirección de Mercados Agrícolas del Ministerio de Agricultura, dicho valor promedió $ 1.875/ton por tonelada durante la última semana, mientras que los precios fijados por la Cámara Arbitral de Cereales -valores orientativos de la operatoria del mercado de físico- se encontraron siempre por debajo de $ 1.800/ton.
La firmeza de los precios y el atractivo generado por la mayor estabilidad del peso frente al dólar despertó mayor interés de la oferta por comenzar a cerrar negocios. Sin embargo, el volumen que circula en la plaza continúa siendo bajo y la disponibilidad de inventarios en etapa primaria supera largamente a la proporción habitual a dos meses de concluida la trilla en esta región del país. El endurecimiento de las condiciones financieras, cuya manifestación más evidente es la suba de la tasa de interés, es un factor adicional para expandir la oferta en el mercado. La caída de los futuros de dólar en los tramos cercanos de la curva termina de completar el panorama
Autor: Guillermo Rossi – BCR