Esta semana el mercado internacional mostró subas importantes para los granos. La suba resulta algo inesperada, ya que responde a fundamentos que son “viejos” en el sentido que ya deberían estar tomados en el nivel de precios, o bien “pasajeros” en el sentido de que se verán superados en breve. Nos referimos a las firmes exportaciones de EEUU que podrían hacer caer los stocks de soja y maíz en EEUU, el atraso en las ventas de soja Argentina, l clima frío que genera problemas logísticos en Brasil y la falta de lluvias en ese mismo país que podría perjudicar la soja tardía. Los nuevos elementos que se irán sumando tienen que ver con la llegada fuerte de la cosecha Sudamericana, y las perspectivas de siembra 2014/15 en EEUU.
En tanto en el mercado local la incertidumbre cambiaria se llevó todas las miradas. El BCRA forzó ventas de los bancos tanto en dólar disponible como futuro, y llevó el tipo de cambio a la baja. Si bien los precios en pesos sufrieron presión negativa del dólar, los precios de los granos en dólares subieron por la influencia del mercado internacional, y el efecto neto no se sintió sobre la cotización. En tanto viendo los valores de la soja nueva, dejamos lejos el nivel de 280 al que íbamos la semana pasada, y estamos de nuevo cerca de los 300 U$S/tt, y esto es una oportunidad de venta, especialmente pensando en los vencimientos que se vienen. El mercado de maíz y trigo disponibles siguen más de cerca lo que pasa con el mercado local, ya que dependen básicamente del consumo interno, mientras que el valor del maíz de cosecha nueva también tuvo una mejora.
Repasemos los elementos que empujaron la soja a la suba esta semana, y veamos su sustentabilidad.
- Problemas logísticos por clima frío en EEUU. El frío generó acumulación de nieve y congelamiento de los ríos en Norteamérica. Esto impide que la mercadería fluya hacia los puertos del Golfo desde la zona de los grandes lagos. Esta vicisitud no es nueva. Ha ocurrido en otros años. La paralización hace que quienes puedan entregar mercadería rápida accedan a mejores precios, y que se recurran a coberturas que elevan el precio interno de Chicago. Pero en primer lugar esto impactaría sólo sobre EEUU. El precio FOB Argentino no debería cambiar demasiado y en todo caso debería ajustarse por medio de la prima con la que se relaciona al mercado internacional. En segundo lugar este fenómeno debería ser algo puntual. Ni bien el clima se normalice, la mercadería debería fluir y la situación normalizarse.
- Menores ventas en Argentina. La retención de productores ha hecho que las fábricas cuenten con poca mercadería para moler. Siendo Argentina el principal exportador de aceite y uno de los mayores exportadores de harina de soja, esto genera un impacto en el mercado. De todas formas, con la cosecha en Brasil andando, y en Argentina viendo que en febrero ya habrá soja nueva, este fenómeno será puntual.
- Clima cálido y seco en Brasil. El grueso de los cultivos en Brasil pasan por los períodos en los que son sensibles al clima adverso entre diciembre y enero. Los cultivos que estarían sufriendo son los del sur y dentro de ellos los más tardíos. Por otro lado la cosecha en el norte avanza rápido y con rindes mayores a los esperados. La mejora del norte, podría comenzarse con los problemas del sur, y el número terminar siendo incluso mayor al que estima el USDA.
- Firme demanda sobre EEUU. Venimos marcando este elemento desde hace meses, al igual que el resto del mercado. Esto debería estar ya dentro de los precios. Sin embargo es cierto que en el informe del lunes esto se traducirá en caída adicional en stocks esperados de maíz y soja, lo que empuja la suba, pero debería ser algo menor.
En tanto también es importante entender la dinámica de los factores que se van a sumar en lo sucesivo:
- La fuerte entrada de la cosecha de Brasil, donde los problemas logísticos el año pasado fueron causados por exceso de lluvias en cosecha. Este año pasa lo inverso y la logística viene mucho mejor.
- Ventas importantes de Argentina para generar fondeo. A lo dicho para Brasil habrá que sumar la entrada de la soja y el maíz de nuestro país, donde si bien el productor viene con pocas ventas, tendrá que pagar vencimientos importantes y ante el encarecimiento y la menor disponibilidad de créditos deberá vender. Como el valor de la soja es más tentador que el del maíz, la lógica sería desprenderse de la soja. Sin embargo es cierto que con un mercado de maíz intervenido, y con las dificultades que entraña almacenar este producto, es posible que sea la soja la que termine en los silo bolsa o en los acopios.
- Discusión por el área Norteamericana. Este es el factor más gravitante de lo que vendrá, y su importancia irá creciendo en adelante. Lo que se habla en este momento, viendo la relación de precios existente, es que caería el área de maíz y subiría la de soja. Si el clima acompaña esto permitirá recomponer stocks de soja a niveles incluso superiores a los del promedio, mientras que en maíz contando con mayores stocks iniciales, el impacto de la reducción en producción no se sentiría tanto en la oferta total, con lo que si bien las existencias bajarían, la merma no sería tan fuerte, y los precios mejorarían algo, pero no tanto.
Pasando al mercado local, luego de la fuerte devaluación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) siguió perdiendo reservas y el tipo de cambio subiendo levemente. Las posiciones del Mercado de Futuro marcaban la continuidad de la devaluación en cuotas previas a la escapada de enero. Sin embargo luego el BCRA dispuso poner límites a la cantidad máxima de dólares, activos en dólares y posiciones de dólar futuro que los bancos privados pueden tener y generaron ventas que debilitaron la cotización. Si bien estas medidas darán un alivio transitorio, hasta que las entidades terminen de adecuarse a los nuevos niveles, permitirán empalmar con la entrada de dólares de la cosecha nueva, y esto permitirá estirar la calma hasta junio. El gran problema es lo que podría pasar después.
Dado que los productores agropecuarios tienen un horizonte temporal muy largo, y que los insumos están íntimamente relacionados con la marcha del dólar, esta incertidumbre lleva a tratar de quedarse en dólares. Como al vender no hay posibilidad de recibir billetes verdes o hacerse con los mismos comprando divisas en el mercado de cambios, el productor optará por quedarse con soja. El único inconveniente es que deberá afrontar pagos en cosecha por vencimientos de deuda, que serán difíciles de refinanciar por las tasas más altas y la menor disponibilidad de créditos, pero de todas formas esto generará más ventas en cosecha, pero difícilmente ventas de disponible.
En lo que hace al trigo, el mercado tiene un tinte netamente local, y se encuentra alejado del marco internacional porque sólo se permitieron exportaciones por 500.000 tt con exportadores comprados en 1,4 mill.tt. La posición comprada de la exportación hace que el interés por seguir en mercado sea menor.
En tanto el consumo interno sabe que el trigo está en manos fuertes, sobre todo pensando en los productores del sudeste de Buenos Aires, quienes además son mixtos y siempre tienen la chance de fondearse vendiendo animales en vez de trigo. Por ello están saliendo a buscar mercadería pagando valores más elevados, aunque todavía no lo hacen en forma desesperada.
Un comentario aparte merece el hecho de que aún cuando el precio del trigo tuvo una fuerte baja desde el año pasado, el pan en los mostradores prácticamente no bajó. Es cierto que tampoco se trasladó toda la suba del año pasado al pan, pero de todas formas en las proporciones se observa que se ha retenido una importante rentabilidad, que debería ir siendo devuelta en la forma de compras más altas de insumo de aquí en adelante.
Autor: Dante Romano