La vuelta de la recría. A comienzos de diciembre, señalábamos en esta columna, las condiciones favorables a una posible vuelta de la recría a pasto (o suplementando), a la luz de la aceleración de la tasa de devaluación del Peso, que se había registrado desde el 18 de noviembre y teniendo en cuenta buenas perspectivas internacionales.
La demanda proveniente del exterior es firme. Se registran fases de retención en países como los Estados Unidos y Australia, mientras que los chinos siguen demandando, a medida que van apreciando la calidad diferencial de la proteína de la carne vacuna (los ricos del mundo son más “asiáticos”).
También, existe la posibilidad de la apertura del mercado de los Estados Unidos a la carne brasileña, lo que daría como consecuencia futura la probable habilitación para nuestro país. La Argentina presentó quejas a la OMC a este respecto.
Finalmente, la mejora en las relaciones de nuestro país con la Unión Europea, daría espacio para la apertura de la Cuota 481, para venta de carne proveniente de feed-lot, tanto o más rentable que la del resto de los cortes de exportación. Aunque demoradas, las negociaciones entre la Unión Europea y el MERCOSUR, éstas también podrían impactar favorablemente en la ampliación de cuotas con arancel bajo o nulo.
La seca.
Tras ese momento optimista de hace casi dos meses, vinieron los cuarenta días de seca y de temperaturas elevadísimas, que indujeron a que se pospusieran los servicios, por pérdida de estado de las vacas para entorar. Es más, algunos procedieron a reducir la cantidad de vacas y terneras, al ver disminuida su receptividad forrajera y al irse agotando las reservas en los silos.
Buena parte de las regiones ganaderas ya venía sintiendo en noviembre la escasez de agua, luego de haber pasado el invierno recriando, a campo, animales que en años anteriores habían ido a parar a los feed lots. La foto de los datos de noviembre, los últimos publicados por el MINAGRI, es la siguiente:
El índice del precio del novillo había tenido una suba interanual promedio del 36%.
La faena registrada había vuelto a los niveles record, anualizados, de 14,6 millones de cabezas, es decir casi un 30% más que en noviembre de 2012. Parte de esta faena estaba yendo al aumento de las exportaciones; de allí que el leve incremento, para el total de 2013, del 2,4% interanual, esté justificado por los aumentos registrados entre julio y noviembre, luego de un primer semestre de atraso cambiario y pérdida adicional de mercados.
La presión de la exportación, aunque poco significativa, redujo el consumo por habitante, comparando los meses de noviembre, de 62,1 a 60,9 kilogramos, abastecidos con un mayor porcentaje de hembras en la faena (pasó de 41,7 a 44,5%).
De allí que se hablara de la inminencia de un ciclo de liquidación sobre el cual, al día de la fecha, poco es lo que se puede decir, ya que ha comenzado a llover en buena parte de las zonas ganaderas y, a raíz de la fuerte devaluación del Peso de los últimos días y de la falta de crédito en pesos (o su mayor costo en materia de tasas de interés), hubo un período (dos semanas) de fuerte retención, alentado no sólo por dicha devaluación, que genera incertidumbre o demora ventas, sino también por las lluvias.
Si bien la exportación fue apenas el 7% de la demanda total en 2013, hay un elemento que mejoró sustantivamente el negocio: la revalorización de los cueros y, en general, del recupero. El precio de los primeros se ha duplicado en los últimos cinco meses y obviamente ayuda a presionar la demanda de animal más grande, un producto completamente escaso en la actualidad, a raíz de los desincentivos a la exportación, que se aplicaran entre 2006 y 2013.
El rebote, ¿coyuntural?.
Ante este panorama, la suba de los últimos días puede interpretarse como coyuntural o como una recuperación real en los precios. De hecho, al cierre del mes de enero, el Índice del novillo había subido 50,5% interanual, cuando la devaluación del Peso fue del 61%. No puede atribuirse exclusivamente a ésta, la suba en los valores. Es decir que, si bien actuaron factores como: a) menor participación de los envíos desde los feed-lots (luego del fin de año); b) caída en los envíos por retención y/o lluvias; c) incertidumbre sobre el futuro de la política cambiaria y d) presión de la demanda interna ante el regreso de las vacaciones y, consiguientemente, la necesidad de llenar los freezer que se habían vaciado por los cortes de luz (este último factor tendría relevancia sólo en los primeros días de febrero, ya que luego se sentirá el efecto de las tasas de interés sobre el consumo, vía tarjetas de crédito “al rojo”, acortamiento de plazos, menores promociones y la necesidad de “hacer la provista” para los gastos del inicio de las clases).
El Ministerio de Economía está presionando para retrotraer los precios a la segunda semana de enero, desde cuando habrían aumentado, dicen, un 25% a nivel mayorista y entre un 10 y un 15%, a nivel minorista.
Para los Índices que lleva la Cámara de Consignatarios, los terneros y terneras alcanzaron, durante enero, promedios de $/kg de 15,37 y 15,33, llegándose a pagar máximos de 20,5 y 21,6, respectivamente. Por su parte, los promedios para novillitos y vaquillonas, fueron de $/kg 12,57 y 12,02, pero está claro que, hacia fin de mes, tuvieron fuertes subas, ya que la media del novillo terminó, al 31 de enero, en $/kg 14,3.
Es difícil saber qué precios se retrotraerán, ya que en invernada y cría no ha comenzado la zafra de terneros de la nueva campaña (es una incógnita); la exportación no tiene claro si continuarán los incentivos cambiarios y el revalúo del cuero y el consumo interno se verá restringido, por las razones mencionadas más arriba.
En conclusión, la devaluación interanual del Peso, del 61%, seguramente es de una magnitud superior al aumento en el precio de los insumos. Si la exportación ha pagado el 50,5% más que hace un año, es porque ha mejorado su capacidad y, probablemente, aumente su participación en la demanda.
La incógnita proviene del efecto que tiene este drástico cambio en los precios relativos, sobre el consumo interno, por las dos vías de precios que todavía no han terminado de ajustarse, como la tasa de interés o ni han empezado: los salarios nominales. O sea que es difícil saber, cómo seguirá la suba en el precio de la carne. Esto es, si será un mero fenómeno coyuntural y se retrotraerá parcialmente, a raíz de un menor consumo o si se modificará el negocio exportador, a tal punto que la devaluación del Peso (y la recuperación de mercados) signifique un incentivo permanente.
Autor: Arturo Navarro – Ex-pte de CRA