La explosión de ventas en el mercado automotriz tiene sus bemoles. Mientras los consumidores aprovechan el momento, las concesionarias afirman que les resulta cada vez más difícil mantener márgenes viables de rentabilidad, y apuntan a la presión de las terminales fabriles y a la importación que llega desde Brasil.
Lo cierto es que la cantidad de autos vendidos no para de subir. En el último mes, la cifra trepó a 85 mil unidades y se perfila a cerrar el año con un piso de 850 mil, un número “asombroso” para una Argentina en la que el consumo viene golpeado.
Según la opinión del Secretario General de la Asociación De Concesionarios De Automotores De La Republica Argentina (ACARA), Rubén Beato, el motivo de semejante performance de ventas “es que los vehículos han aumentado bastante menos que la inflación y, a su vez, se encuentran con muchas bonificaciones y financiación muy laxa”.
“Los argentinos estamos pagando el déficit que tiene Brasil. Como las fábricas en Argentina son las mismas que en Brasil, ellos completan el mercado metiendo mucho más autos que la cantidad permitida por el acuerdo (llamado flex) entre los gobiernos (…) Hay una sobreoferta que se comercializa gracias precios y bonificaciones”, apuntó Beato en diálogo con Fisherton CNN.
No tan bueno (para las concesionarias)
“Esto, que parece que es muy bueno, no lo es tanto para la industria nacional”, subrayó el representante de ACARA. Y agregó, “hace que nuestra actividad no tenga una rentabilidad normal, dado que tenemos que hacer todas las bonificaciones”.
La realidad marca que las bonificaciones son una iniciativa sostenida tanto por las concesionarias como por las fábricas. El problema fundamental es que “a nosotros nos introducen cierta cantidad de autos al mes y nos ponen un objetivo muy alto, si uno no puede cumplirlo, le comienza a regir una tasa de interés de alrededor del 32 por ciento anual. Para cumplir con el objetivo, hay que hacer ofertas y bajar precios, si no, no se vende”, explicó Beato.
Es así como las fábricas presionan a las bocas de expendio (las concesionarias), poniéndoles objetivos de venta y cobrándoles una tasa de mantenimiento de stock (es decir, por no vender la cantidad de unidades que imponen como objetivo), que ronda el 32 por ciento anual. Lo cual – según ACARA- provoca que haya concesionarios que están “agravando su situación financiera”.
REDACCIÓN ON24