A través del Subsecretario de asuntos registrales, Matías Figueroa, se realizaron dos denuncias, donde se detectaron desde el Registro de la Propiedad por un lado la venta de 3 campos de casi 460 Has, en el sur de la provincia de Santa Fe que se vendían a través de un poder apócrifo, al mismo apoderado que figuraba en ese poder. En las localidades de San Eduardo, Maggiolo y Venado Tuerto, además de otros 6 inmuebles.
Se detectó porque se apersonó en el Registro de la Propiedad la abogada de los herederos de la real titular registral del inmueble y comenzó la investigación sobre el origen del poder, el escribano que figuraba en dichos papeles, el protocolo; y se descubrió que figuraba que dicho poder había sido realizado por un escribano de Buenos Aires, en el año 2001 pero ese escribano, estaba jubilado desde el año 1998, por dicho motivo se intentaba vender la propiedad sin los sustentos legales correspondientes.
La abogada de la sucesión y administradora de los campos, se hizo presente luego de enterarse que se estaban vendiendo las propiedades sin su conocimiento, citando un poder de venta de un escribano otorgado en teoría en 2001, legalizado en Buenos Aires en 2004, revisando si esta legalización también es falsa, y teniendo en cuenta que la titular registral de los tres campos está fallecida.
Apareció un poder que argumentaba que la fallecida había firmado un poder para vender esas propiedades a la misma persona que tenía el poder. El poder estaba falsificado y quien figura como adquirente de ese inmueble no sería de buena fe.
Se falsificaron todos los instrumentos públicos para llevarlo adelante. Figueroa señaló que también se pidió a la Fiscalía es que se inspeccione el actuar de los escribanos intervinientes respecto a este inmueble para conocer si la documentación que ellos necesitaban para realizar la transferencia la poseían o no, con su responsabilidad legal correspondiente.
Según el subsecretario de asuntos registrales este es un modus operandis, donde se busca un campo que su titular esté muerto, y que no tenga movimiento inmobiliario, ya sea que no se hizo declaratoria de herederos o que no se paguen impuestos. Al acceder a esta información hacen un boleto de compra-venta un poder apócrifo e ingresan la escritura de transferencia de venta. “Si nadie reclama, es difícil detectarlo”, agregó, porque se confía en la fe pública del escribano y lo segundo es la responsabilidad del escribano que interviene, porque es sencillo llevar a cabo este tipo de maniobras. “No se descarta complicidad interna”, dijo.
“Hay que replantear el tema porque evidentemente el sistema está fallando por la gran cantidad de denuncias penales que han aparecido, de escribanos que venden a través de poderes”, sentenció Figueroa.
Audio: Matías Figueroa en Fisherton CNN 89.5 Rosario
