Disponible en carrocería de tres o cinco puertas y con motores de gasolina o diésel, la tarifa de versiones va desde los 15.045 hasta los 19.795 euros. Además, el próximo año la gama se ampliará con el Active, de planteamiento SUV, y el deportivo ST con 200 CV de potencia.
Todas las marcas generalistas compiten en el segmento B, así que la marca del óvalo tenía muy claro que debía realizar una propuesta solvente para triunfar ante rivales muy cualificados. Su diseño apuesta por la limpieza de líneas, con superficies despejadas en una carrocería de 4,04 metros de longitud (siete más que su predecesor).
El incremento en las dimensiones del Ford Fiesta se traduce en una mayor habitabilidad en las plazas traseras, en concreto 16 milímetros más de espacio para las piernas de sus ocupantes.
Ford ha decidido estructurar su oferta basándola en cuatro líneas de equipamiento bien definidas y diferentes: la básica Trend, la elegante Titanium, la deportiva ST-Line y la más lujosa Vignale. En cualquiera de ellas se denota una evolución en la calidad de los materiales y acabados, aunque el gran argumento que la marca esgrime para el nuevo Ford Fiesta es el de la tecnología.
Las ayudas al conductor alcanzan otro nivel con el recién llegado, recurriendo a dos cámaras, tres radares y doce sensores de ultrasonido capaces de monitorizar cuanto ocurre alrededor del vehículo en 360 grados y hasta a 130 metros de distancia.
Con ello, el Ford Fiesta ofrece soluciones propias de vehículos de categoría superior, que van desde una versión evolucionada del asistente de precolisión con detección de peatones al reconocimiento de señales de tráfico, pasando por la iluminación automática, el asistente de aparcamiento, la alerta de tráfico cruzado, el aviso de mantenimiento de carril o de colisión frontal…
Una quincena de tecnologías que se suman a las propias de la conectividad, con el ya conocido sistema de comunicación y entretenimiento SYNC 3, gestionado desde una pantalla táctil de 6,5 pulgadas de serie (que crece hasta las ocho en los equipamientos superiores).
La gama mecánica se estructura en torno a eficientes propulsores de gasolina y diésel. Entre los primeros figuran los EcoBoost 1.0 de tres cilindros con turbo y potencias de 100, 125 y 140 CV, además del 1.1 litros en variantes de 70 y 85 CV; para los incondicionales del diésel, la oferta de Ford se basa en el TDCi de 1,5 litros y rendimientos de 85 y 120 CV.
Cualquier motor se relaciona con un sistema de transmisión a las ruedas delanteras y cajas de cambios que, según versiones, pueden ser manuales de cinco o seis marchas, además de la opción de otra automática de seis relaciones, doble embrague y levas en el volante.
Otro aspecto en el que Ford pone el acento es el dinamismo. Se trata de una cualidad habitual en los modelos de la marca y que se ha reforzado en esta nueva generación del Fiesta. Una conducción divertida y ágil pero también segura, que permite disfrutar al volante sin renunciar por ello al confort propio de un coche utilitario. El chasis, las suspensiones, los frenos se han redefinido en múltiples detalles para alcanzar este objetivo.