Hace 15 años, nuestro país contaba con un stock de 3 millones de cabezas y una faena cercana a los 2 millones 200 mil capones al año. También consumía de 4 kilos de carne por habitante por año e importaba la mitad de los porcinos que se colocaban en el mercado; a través de negocios o acuerdo con terceros países. Actualmente, la realidad muestra un segmento equilibrado, con una producción y faena de 7 millones de cerdos por año y un consumo de 17 kilos por habitante.
“La producción aumentó más de un 130% y sostiene un crecimiento del 5 al 7 % en la medición interanual. A eso se suma la genética de punta y un recurso de tecnología similar a los países que se posicionan a la vanguardia del mundo”, explicó el ingeniero Darío Panichelli, técnico del Inta involucrado en la organización de Fericerdo, la tradicional muestra que se realizará en agosto, en las instalaciones del Inta Marcos Juárez. Optimista, este especialista vaticina que antes de finalizar esta década, los argentinos estaremos comiendo entre 25 o 30 kilos de esta carne y al mismo tiempo, pasaremos a ser uno de los grandes países consumidores de estos cortes, en innumerables variables culinarias modernas.
Por ahora, el INTA y varios centros de investigación y desarrollo de la porcinotecnia, están viendo que Argentina ha comenzado a igualar posiciones con EE.UU. Canadá, México, Brasil y los países más importantes de Europa (Alemania, Francia, España y Dinamarca). “Esto va de la mano del aporte sanitario, nutricional, el manejo de instalaciones y la genética”, resaltó Panichelli agregando que sólo falta encontrar una mejora en factores que hacen a la integración de la cadena de producción.