Buenas prácticas

En muchas ocasiones, la falta de lavado o un incorrecto lavado del tanque genera que se localicen restos de productos de anteriores aplicaciones en los pliegues y rugosidades que se presentan del lado interno del tanque contenedor de la pulverizadora. Estos residuos se convierten, entonces, en una amenaza, pudiendo generar daños por fitotoxicidad al cultivo al cual queremos proteger. A fin de evitar que se generen estos inconvenientes, es muy importante realizar el correcto enjuague del tanque una vez finalizada la aplicación.

Al momento de realizar el lavado del tanque es importante controlar que no existan remanentes de caldo en el mismo. En el caso que hubiera un sobrante el mismo deberá diluirse al menos en 5 veces su volumen (Ballestrini, 2014)1 y volcarlo en una zona destinada a tal fin o sobre el mismo lote aplicado. En este punto es importante realizar la correcta dosificación del equipo a fin de evitar que se generen remanentes.

Dentro del cuidado de la maquinaria pueden diferenciarse dos tipos de lavados:

1. Enjuague: finalizada la jornada, si no se modificará el producto a utilizar o si han quedado hectáreas por aplicar en el lote o sobre el mismo cultivo, se podrá proceder a un lavado único con agua. Su finalidad es mantener el buen estado de la maquinaria y evitar que queden restos de producto que pueda adherirse a las paredes posteriormente. Asimismo a fin de evitar contaminaciones se deberá realizar también el lavado externo de la maquinaria.

2. Lavado profundo: Siempre que se modifique el producto a aplicar deberemos realizar el lavado profundo de la maquinaria. En este tipo de lavado, además de utilizar agua, se recomienda utilizar productos presentes en el mercado que permiten inactivar los restos del caldo aplicado y desprender fácilmente los restos de producto que puedan haber quedado en el tanque.

Para realizar el lavado del tanque se recomienda seguir el mismo concepto que para el lavado de envases, mediante el cual es preferible lavar varias veces con poca agua que solo una con una gran cantidad. Por lo cual se deberá llenar el tanque en ¼ parte de su capacidad con agua y colocar la cantidad de producto limpiador que indique la etiqueta del mismo. En algunos casos la cantidad de agua a diluir junto con el producto podrá variar de acuerdo al producto limpiador a utilizar.

Una vez llenado el tanque con la cantidad de agua adecuada, se procederá a activar el sistema de limpieza (en el caso que la maquinaria lo posea) o el sistema de retorno el cual generará que el líquido presente en tanque se movilice por todos los conductos de la maquinaria. Asimismo es importante controlar que el sistema de agitación funcione a fin de que todas las paredes internas del tanque tengan contacto con el agua de lavado. En algunos casos podrán realizarse leves movimiento hacia adelante y hacia atrás con la máquina para lograr el correcto mojado de todo el tanque contenedor. Se recomienda mantener el lavado por 15 minutos y posteriormente abrir el flujo de la barra para que el agua de lavado sea desagotada. Este procedimiento deberá repetirse al menos dos veces más. Realizando un último y cuarto enjuague únicamente con agua.

Posteriormente al lavado interno del tanque se recomienda realizar el lavado externo de la maquinaria. Generalmente las zonas donde más se pueden observar restos de productos son la zona de carga del producto, picos y botalón. Se recomienda limpiar uno a uno los filtros y picos de la máquina pulverizadora ya que remanentes de productos podrían generar una obstrucción en los picos, afectando la calidad de la aplicación.

Tanto este como cualquier otro procedimiento que implique tomar contacto con un producto deberá realizarse con el correcto equipo de protección personal incluyendo guantes de nitrilo, botas impermeables y overol o mameluco.

En cuanto al lugar donde se debe realizar la operación, se recomienda en principio contar con un lugar destinado para el lavado de la maquinaria ya sea un playón impermeable con un sistema que permita recolectar el agua de lavado para su posterior disposición de acuerdo a la legislación vigente; o, preferentemente, una cama biológica o biobed. En el caso de no contar con ninguna de estas opciones, se recomienda verter el agua de lavado en el mismo lote donde se aplicó, evitando derramar el agua de lavado en un único punto. Siempre se deberá tener en cuenta la cercanía a cursos de agua a fin de evitar su contaminación.

El correcto lavado del tanque no solo nos permitirá evitar problemas de fitotoxicidad sino que contribuirá al correcto mantenimiento de la maquinaria, lo que nos permitirá contar con maquinarias eficientes y calibradas para lograr aplicaciones responsables. (Casafe)

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