A pocos días de finalizar los trabajos de recolección en Estados Unidos, los futuros cercanos en Chicago ya penetraron a la baja la barrera de los u$s 4,2/bushel -unos u$s 165/ton- y no se avizora un piso a partir del cual la demanda comience a cobrar mayor firmeza. Si bien las plantas de etanol están más activas y los embarques han recuperado cierto dinamismo, el mercado enfrenta una considerable presión estacional que extiende la tendencia negativa de los precios.
El aluvión de oferta superó las expectativas tanto de los productores como de los procesadores, consumos y exportadores. En los campos de Illinois e Iowa se registraron rendimientos superiores a 150 qq/ha, introduciendo la necesidad de acelerar las ventas para evitar problemas de almacenamiento en chacra. Aun así, surgieron cuellos de botella logísticos en el transporte y acopio, que se irán distendiendo durante las próximas semanas. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, hasta el último fin de semana la trilla avanzaba hasta el 95% del área proyectada, mostrando un ligero adelanto respecto de su patrón habitual.
El ritmo de trabajo en las terminales portuarias se ha incrementado notablemente, aunque partiendo de un piso muy bajo. Los compromisos totales de la campaña ya superan las 25 millones de toneladas, lo que representa poco más del 70% del volumen proyectado por el USDA para toda la campaña. De ese total, los embarques efectuados ascienden a 7 millones de toneladas, un promedio de casi 600.000 toneladas semanales desde principios de septiembre. Si bien estos números se encuentran muy por encima de los registros del año pasado, permanecen por debajo del promedio usual de Estados Unidos, que representa un tercio del comercio global del forrajero.
Asimismo, la producción de etanol alcanzó recientemente un máximo en más de 20 meses, acercándose a los 930.000 barriles diarios. Muchas plantas que se encontraban paradas o efectuando tareas de mantenimiento han retomado la operatoria, aunque el futuro de la industria no parezca ser el más promisorio. A la coyuntura bajista de los precios del combustible y el petróleo en Estados Unidos, se suma la voluntad de la Agencia de Protección Ambiental de reducir las metas de producción para el año 2014. Si bien se trata de un sector maduro, esta iniciativa plantea serios interrogantes de cara a los próximos años, en los que se espera una “revolución norteamericana” de la mano de energías no convencionales.
El considerable ajuste de los precios y su distanciamiento respecto de los máximos históricos de 2012 podría generar algunas turbulencias para la economía agrícola de Estados Unidos, aunque el sector productor se encuentra preparado para el desafío. El buen desempeño de 2011 y la extensa cobertura de los seguros durante el año pasado han estabilizado los resultados, evitando problemas financieros. En ambas campañas el ingreso de los productores resultó un 30% más elevado que en el promedio de los últimos diez años, según datos del Economic Research Service (ERS) del USDA.
Asimismo, los valores de los inmuebles rurales siguen manteniendo una pronunciada tendencia alcista. De acuerdo a un estudio de la Reserva Federal, los precios de las tierras más fértiles del cinturón maicero se incrementaron un 15% durante el año pasado, mientras que en el cordón productivo del oeste y las planicies del norte las subas fueron aún más importantes. Un campo en Iowa que hace diez años se vendía a u$s 5.500 la hectárea ahora vale u$s 21.500, mientras que la tendencia de los últimos veinte años supera el 400%.
Esta espalda con la que cuenta el productor le permitirá administrar cuidadosamente su mercadería y diferir ventas hasta que no aparezcan precios más atractivos. De cara a las próximas semanas, esto significa que -tras el flujo inicial- el ritmo de negocios podría ralentizarse. A este respecto, es alarmante el bajo nivel de coberturas vendedoras que tienen los actores de la cadena comercial, a quien la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) de Estados Unidos define como productores, intermediarios, consumos y procesadores. Según datos que llegan hasta el martes 19 de noviembre, estos participantes contaban con 48.043 posiciones de futuros de maíz -6,1 millones de toneladas- netas vendidas, frente a 430.000 a la misma altura del año pasado y 330.000 en 2011, equivalentes a 54,6 y 41,9 millones de toneladas, respectivamente. Evidentemente, hay poca expectativa de que los precios sigan cayendo.
Si las cotizaciones detienen su marcha bajista podrían aparecer grandes oportunidades para nuestro país, en el que el panorama de la campaña 2013/14 es todavía muy difuso. Según el informe semanal del Ministerio de Agricultura, la siembra muestra un avance del 48% hasta el 28 de noviembre, por debajo del 62% correspondiente a la misma fecha del año pasado. Los retrasos más significativos se observan en Santa Fe, Córdoba y las provincias del norte del país, mientras que en Buenos Aires resta poco para concluir la implantación.
En tanto, GEA – Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario sostuvo en su último reporte semanal de seguimiento de cultivos que el estado general de los maíces de primera es muy bueno, esperándose que durante los próximos días comiencen a emprenderse las siembras tardías o de segunda, sobre rastrojos de trigo. En este contexto, las abundantes lluvias de las últimas semanas han potenciado las expectativas de rendimiento tras un invierno extremadamente seco, aunque se mantiene el déficit pluvial del año 2013.
Tomando un área sembrada de 3,87 millones de hectáreas y una eventual superficie no cosechada de 700.000 hectáreas, rindes promedio de los últimos apuntarían a una producción ubicada entre 22 y 23 millones de toneladas. Dado que se espera una utilización interna creciente, apoyada en el consumo para producción animal y las fábricas de etanol, el saldo exportable se contraería hasta 13 millones de toneladas. En términos de ingreso de divisas, el aporte de las ventas externas de maíz pasaría de u$s 4.500 millones en 2012/13 a poco más de la mitad en el ciclo siguiente, según las primeras tendencias.
Las primas del mercado FOB continúan firmes, manteniendo un importante diferencial positivo -entre u$s 20 y 25 por tonelada- respecto de Chicago. No obstante, deduciendo los costos de fobbing y derechos aduaneros, los valores no arrojan a los exportadores una capacidad de pago superior a u$s 150/ton. Como este precio no resulta atractivo para los productores interesados en ir tomando posiciones, los compradores acumulan compras por apenas 1,4 millones de toneladas. Este volumen es sólo un 15% del reportado a la misma fecha del año pasado.
No obstante, cabe notar que en el mercado de futuros se espera una cotización cercana a $ 7 por dólar de cara al mes de abril, lo que implicaría valores en pesos de $ 1.050/ton para el maíz de la campaña 2013/14 si se mantienen los u$s 150/ton. Si bien es natural suponer que hay potencial de mejora para las cifras expresadas en pesos, no deja de ser atractivo -desde la óptica de un vendedor- cerrar negocios a estos precios y posicionarse frente a un escenario alcista con la compra de calls. Las opciones con precio de ejercicio u$s 168/ton y vencimiento en abril presentan una prima teórica cercana a u$s 7/ton, lo que representaría el costo de la cobertura.
Por último, en el segmento disponible el consumo interno se muestra más agresivo que la exportación, ofreciendo valores ubicados entre $ 1.050 y hasta $ 1.100 por tonelada en distintas localidades del país, dependiendo las condiciones de calidad y pago de la mercadería. A punto de comenzar el mes de diciembre resta muy poco maíz viejo por negociar, lo que mantiene un mercado tirante. La demora que se prevé en el ingreso de los primeros lotes de la nueva cosecha es una preocupación adicional, provocando gran incertidumbre de cara a los meses de verano.
Autor: Guillermo Rossi
Fuente: BCR