Contando las costillas del suelo

Uno de los Módulos de Ensayos Permanentes de Nidera Nutrientes se encuentra en Alcorta, provincia de Santa Fe. Allí el desafío es generar información constantemente y con independencia del cultivo instalado. Se trata de un suelo clase I que en su origen tuvo condiciones de excepcionales abundancias naturales y en la actualidad, tras cien años de agricultura, registra una involución que requiere de una especial atención.

El ingeniero Marcelo Palese es el especialista a cargo y relata que el informe original se fundó en datos de tres ambientes conocidos por las prácticas realizadas. Uno de estos sitios, donde jamás se había realizado agricultura, arrojó diferencias contrastantes: más de 191 ppm. de P-1, 4,41% de M.O., y lectura de cinc de 5,5 ppm. En otro de los sectores conocidos con protección de no-agricultura en los últimos 50 años, el resultado arrojó 30 ppm. de P-1, con una M.O. de 3,91% y 3,1 ppm de Zn. En tanto, el área de 100 años de agricultura indicó lo siguiente: 13 ppm. de P, 3,5 % de M.O. y solo 0,8 ppm. de Zn.

El último ambiente fue trabajado bajo siembra directa y en las últimas 6 campañas fue recibiendo aportes de dos minerales de re-construcción de suelos (Ca+ Mg), complementando las prácticas de fertilización.

También se han ido auditando parámetros físico-químicos con todos los nutrientes esenciales y de base para cualquier tipo de suelo productivo. Estos incluyen indicadores biológicos como presencia de enzimas y recuento de rizobios, que se consideran información vital para poder abordar una fertilización sostenida y juiciosa.

Asimismo se sumó información “aérea” que reúne datos de interés del cultivo en dos momentos de demanda intensa en las curvas de nutrición (estadios fenológicos vegetativo y reproductivo) y datos de calidad del producto final obtenido del grano. A su vez, siguiendo la línea de experiencia, se sumaron los índices fundamentales del rastrojo para luego nuevamente iniciar las determinaciones de rigor del perfil químico nutritivo del suelo. En paralelo se realizó una sobre-corrección del lote reforzando la práctica de monitoreo de los bio-indicadores.

Para Palese, una de las principales conclusiones que se desprende de los seguimientos es que en la matriz de refuerzo de los nutrientes correctores de suelo las lecturas de los bio-índices marcaron tendencias de diferencias. Esto amerita generar niveles locales de tales indicadores para promover una adecuada nutrición de suelo contribuyendo a una sostenibilidad del recurso natural acompañando la producción del cultivo. (Nidera)

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