Las lluvias dan un respiro, llovió en pocas zonas y los milimetrajes fueron mucho más moderados y acordes a lo que se suele esperar en enero. Esto colaboró en que los aplicadores vuelvan al ruedo en buena parte de la región.
Sin embargo, hay muchas zonas que siguen bajo agua, y se registran severos niveles de pérdidas de área por anegamiento. Estos niveles de descuento de superficie cultivada no habían sido registrados con anterioridad en el mes de enero. Sin embargo el 10% del área en condiciones regulares a malas contrasta con el 45% de la soja de primera que se califica como muy buena.
Los primeros lotes, los que fueron sembrados más temprano y representan a un 21% del área sembrada, están en plena fructificación (R4). El resto de los lotes (60%) se centra en la plena floración e inicios de fructificación (R2-R3). Hay presencia de isoca medidora (Rachiplusia nu) en niveles moderados y está comenzando a aparecer otro pico de oruga bolillera. Se destacan las enfermedades de fin de ciclo como Septoria glycines y Cercospora kikuchii. Por otro lado, las malezas no dejaron de ponerle presión a la campaña.
La imposibilidad de entrar al lote ante la falta de piso demoraron las aplicaciones terrestres. En muchos casos no hubo más posibilidades que recurrir a las aplicaciones aéreas, lo cual siguió sumando costos a esta difícil campaña.