La producción agropecuaria del centro provincial -y especialmente el oeste, sobre el límite con Córdoba- vuelve a sufrir las consecuencias de fenómenos climáticos extremos. Las excesivas lluvias ocurridas desde la última semana de diciembre pasado -que en varios distritos suman más de 300 milímetros- combinadas con una escasa capacidad de escurrimiento, inundaron gran cantidad de campos, principalmente del departamento Castellanos, amenazando seriamente la actividad tambera, así como los cultivos tardíos de soja y maíz.
“Esto es lo más parecido a abril, pero si sigue lloviendo lo va a superar”, dijo el gerente de la Sociedad Rural de Rafaela, Sebastián Operto. Indicó que en la zona hay una “gran preocupación”, producto de la combinación de factores que amenazan la producción. A las napas altas, los caminos anegados y la falta de canales, ahora se suma la inundación y sus consecuencias.
La siembra de soja de segunda está un 30 % atrasada y los maíces tardíos recién implantados corren serio riesgo de perderse. Aunque la situación más complicada está en los tambos por la muerte de las alfalfas resembradas en septiembre y el riesgo de perder también los maíces para reservas que están a punto para picarse.