Ya sea en Google, quizás la primera empresa donde se popularizó el concepto de una oficina libre y con juegos donde nadie usaba traje por obligación, o en nuestro local Mercado Libre; donde la edad promedio de sus trabajadores es de 28 años y no existe trabajar horario fijo, las oficinas de las empresas de base tecnológica están cambiando y adoptando nueva forma que sea más armónica con las exigencias de sus jóvenes empleados.
De acuerdo a datos de la consultora PwC, para tan sólo de cuatro años la mitad de la fuerza de trabajo global va a estar compuesta por jóvenes del milenio. Quienes, de acuerdo a lo relevado por Ibarómetro, en nuestro país en uno de cada tres casos afirman que lo más importante en el ámbito laboral y emocional es poder vivir de lo que les gusta, viajar y conocer diferentes lugares y personas y priorizan las experiencias por sobre otro tipo de recompensas. ¿Cómo están estos jóvenes transformando la cultura corporativa, en particular en las empresas de IT?
“En nuestra empresa apostamos a una cultura abierta y trasparente. La comunicación abierta es muy importante, los jóvenes tiene que sentir que tienen voz y voto en la toma de decisiones al igual que desafíos técnicos que les permitan mejorar”, explica Evangelina Ruiz Moreno, Engineering Manager de MuleSoft, una empresa dedicada a los servicios de tecnología de integración. Una de las políticas de esta compañía tecnológica es ofrecer vacaciones ilimitadas a sus trabajadores, sin ninguna restricción a priori. “Cada uno puede tomar las vacaciones que necesite y cuando lo necesite”, afirman desde la compañía. ¿Pero es esto realmente conveniente? Moreno específica que esta libertad tiene matices. “Cada manager tiene un equipo y se junta con las personas de otros equipos, ahí ponemos en claro cómo trabaja cada uno y conversamos sobre los problemas o las oportunidades. Se charla quien trabajo mucho o poco y coordinamos”, desarrolla en relación a la innovadora propuesta. “También por el tipo de gente que contratamos se facilita el proceso, el perfil de joven de IT lo permite”, finaliza.
En las oficinas de los hijos del milenio tampoco hay horarios. Al trabajar por proyectos, nadie está obligado a quedarse más de la cuenta sólo esperando que marque el reloj la hora de irse. “Tenemos reuniones de planificación de tareas cada dos semanas, pero claro que ante un problema hay que trabajar fuera de los horarios habituales. Si uno trabajo de más se le puede compensar con días libres”, explica Moreno. Es decir que, si bien los horarios son flexibles en estas nueva oficinas, también lo son las exigencias de los superiores. Irse antes cuando no hay trabajo implica quedarse más cuando sí lo hay. La clave, entonces, es el balance.
“Se entiende que al tener un programa de trabajo no flexible, también se trata de aportarle más beneficios y que el millennial tenga un buen balance. Existe la expectativa de la empresa y lo que la empresa le da a cambio de ese compromiso”, explica la ingeniera. En pocas palabras estas oficinas no son ni un patio de juegos como se ven en las fotos corporativas de algunas empresas de tecnología ni, tampoco, un despilfarro de dinero por parte de las empresas que quieren atraer a los jóvenes talentos de tecnología. Sino más bien un tradeoff, un intercambio mutuamente beneficioso en principio. Quizás lo que mejor ejemplifica esto sean los stocks que algunas empresas ofrecen a quienes trabajan en la empresa para reforzar el vínculo de lealtadad y hacerlos sentir parte de la empresa. Algo que la generación Y aprecia mucho.
Para Moreno modernizar las empresas para adaptarlas a un entorno de jóvenes millennials es necesario pero es también una inversión. “Porque fomentan integración y promueve compromiso y lealtad hacia la empresa. La gente a medida que le da más a la empresa espera más de esa empresa. El resultado sirve, vale la pena invertir porque la lealtad es muy importante para el millenials”, concluye la ingeniera.