Mucho ya se ha hablado de la “pesada herencia” o “bomba” en materia económica que dejó la saga de gobiernos kirchneristas, pero poco se sabe –por lo menos, cuantitativamente- del declive institucional en el que se sumergió el país entre 2003 y 2015. Para dar cuenta de ello, la Red Federal de Política Públicas de Fundación Libertad conformó una investigación que revela la marcada caída libre de Argentina en los indicadores institucionales internacionales.
Si bien, a priori, el concepto de “deterioro institucional” puede sonar algo abstracto o lejano, basta con mencionar algunos ítems en los que el país sufrió averías profundas para entender el porqué de la crisis socioeconómica que atraviesa Argentina, e incluso, para comprender la existencia de la famosa “grieta”. Ausencia de libertad, obstáculos al comercio, corrupción, falta de transparencia, ataques a la prensa, democracia imperfecta, inseguridad jurídica, derechos de propiedad, competitividad global: son algunas de las variables que miden los índices que se presentan en el informe; todos pertenecientes a entidades de gran prestigio y de países diferentes, para evitar cualquier tipo de sesgo.
En total, son 15 índices, en los cuales Argentina presenta números rojos en 13. Sólo en uno mejoró y en otro se mantuvo sin variar posiciones. Futbolísticamente hablando, de 45 puntos, el Kirchnerismo sólo cosechó 4 en 12 años.
La peor tabla de posiciones de las 15 es la del Índice de Libertad Económica que elabora Heritage Foundation, de Estados Unidos, donde Argentina perdió 68 lugares, quedando entre los 10 países menos libres del mundo, cada vez más cerca de Venezuela. El lugar 169 en el que se encuentra ahora es la peor posición en 21 años. Exactamente, el mismo diagnóstico esgrime el Índice de Libertad Económica del Fraser Institute, de Canadá: 68 lugares más abajo, dejándola entre los 4 países menos libres del mundo junto a Venezuela, República del Congo y Libia.
La segunda es el Índice Internacional de Derechos de Propiedad, de Property Rights Alliance, de Estados Unidos, donde el país se desplomó 54 puestos entre 2007 y 2016. El podio lo completa el Índice de Competitividad Global, del World Economic Forum, institución con sede en Ginebra, donde Argentina perdió 26 lugares desde 2003: pasó del puesto 78 al 104.
Otro de los datos preocupantes es el que revela el Índice de Percepción de Corrupción, que, como no podía ser de otra manera, tras las pomposas causas delictivas que involucran a la ex presidenta Cristina Fernández y a varios de sus ex funcionarios, empeoró. El país cayó 15 lugares con un fuerte descenso en los últimos tres años y ocupando la posición 22 sobre 32 en el continente. Este índice es elaborado por Transparency International, una sociedad civil sin fines de lucro fundada en Berlín en 1993.
Es claro, entonces, y así lo muestran los indicadores que se relevaron, que en materia institucional, la pobre performance de Argentina llevó a descender de categoría entre 2003 y 2015. Así, y siguiendo con la analogía futbolera, el 10 de diciembre pasado, la nueva gestión de gobierno ha comenzado una nueva temporada pero en la divisional B, por lo que cargará, estos años, con la tarea de apuntalar la estructura institucional y volver a la ligas mayores.
