“Si en la Argentina logramos procesar los granos de maíz y sorgo con un solo cracker estaremos siendo protagonistas de un cambio rotundo en la historia del picado y del cultivo de sorgo”. Con este mensaje, el asesor y productor agropecuario Leandro Abdelhadi cerró su disertación hace pocos días en Sunchales. El especialista fue uno de los oradores de la jornada Experiencia Forrajera que convocó a un grupo de destacados especialistas que abordaron los temas más candentes para el negocio forrajero. La próxima edición se realizará el 14 de diciembre en Florentino Ameghino, provincia de Buenos Aires.
En abril de 2016, CLAAS Argentina ingresó al país los primeros procesadores SCHERDLAGE, una tecnología desarrollada en Estados Unidos que fue comprada por CLAAS para uso exclusivo a nivel mundial en sus picadoras JAGUAR. En mayo de este año, Abdelhadi fue convocado por CLAAS Argentina para evaluar el impacto que el uso del cracker SCHERDLAGE tiene en el cultivo de sorgo. “En maíz están todos los estudios hechos. No hay nada que discutir ni demostrar. Pero decidimos que sería muy bueno evaluarlo en sorgo. Para la Argentina y el mundo, esta tecnología significa un gran aporte para el uso de sorgo en la alimentación animal”, apuntó el asesor.
Para el ensayo se hicieron tres tratamientos: picado sin cracker, con multicrop cracker para sorgo y con el cracker SCHERDLAGE. Se utilizó una JAGUAR 980 con un rotor de 28 cuchillas y un cabezal ORBIS de 9 metros. Las muestras fueron tomadas y están siendo evaluadas en la Universidad de Florida.
“Si el grano de sorgo no se procesa, va a la bosta”, dijo Abdelhadi para agregar: “6000 kilos de rinde por hectárea de un sorgo promedio significan 3000 litros de leche o 300 kilos de carne por cada hectárea ensilada que si no se procesan correctamente van a pérdida. El lucro cesante de ese grano es enorme”.
Según el asesor, en la Argentina el cultivo tiene una gran área para expandirse en ambientes considerados marginales. Desde el punto de vista nutricional, está comprobado que un silaje con grano de sorgo bien procesado tiene los mismos aportes nutricionales que uno de maíz. En el picado de maíz, el nuevo SCHERDLAGE posibilita el acceso al almidón por parte del animal y eso explica el resultado nutricional que permite romper la barrera de los 40 litros de leche por vaca, con un aporte de un litro/vaca/día en promedio entre las semanas 2 y 8 de lactancia. Pero aprovechar el cultivo de sorgo, por las características del grano, aumenta los desafíos.
“Al ser de menor tamaño, el problema es mayor. El tema es romper el grano para que sea aprovechado nutricionalmente y no vaya a parar a la bosta”, insistió Abdelhadi mientras compartió con los asistentes imágenes de las muestras de los tres tratamientos analizados. “No tenemos los resultados finales, pero podemos ver en la foto la diferencia”, dijo, con el orgullo de estar descubriendo algo que va a ser trascendente para muchos. “Uno de los grandes problemas que tienen los contratistas hoy es que no pueden usar el mismo cracker para maíz que para sorgo y tienen que ir con los dos, y eso complica la logística. Además, por un tema de demanda, es muy probable que el contratista tenga cracker de maíz pero no de sorgo. Poder procesar ambos cultivos con un mismo cracker va a cambiarles el negocio”, apuntó.
El grano es la clave
Otro de los oradores de la jornada Experiencia Forrajera fue Federico Larrosa, de KWS Argentina, quien se refirió a las tecnologías disponibles para la producción de maíz silero en distintos escenarios. Dijo que a la hora de elegir un híbrido para silo éste debe tener buena producción de grano, además de materia verde. “También pesa la calidad nutritiva, el stay Green, el ciclo y la tecnología, el precio, y la recomendación para la zona”, detalló. En lo que hace a densidad de siembra, el especialista dijo que manejar densidades menores hace el que híbrido se sienta mejor y rinda más, “podemos usar la misma que para grano y aún bajarla”, sostuvo. Y alertó que es clave la uniformidad.
Silajes de invierno
Federico Sánchez, Jonatan Camarasa y Gastón Urrets Zavalía, técnicos de INTA, abordaron los silajes de invierno, con foco en cebada. Los especialistas aportaron algunos datos: en 2015/16 se picaron 98.000 hectáreas de cebada y se sembraron 2.800.000 hectáreas de cultivos para silajes. “La superficie destinada a silajes no está estabilizada, se encuentra en un proceso de evolución constante”, dijeron. A su vez, el mercado de picadoras es irregular. En la última década se vendieron a un promedio de 62 unidades/año sobre un parque actual de 911 maquinarias. “Hay un 30% de la superficie que se está trabajando con tecnología obsoleta”, apuntaron los técnicos para aclarar que, a favor, los contratistas de picado están más profesionalizados que los de cosecha.
En este contexto, los silajes de cultivos de invierno vienen creciendo. “Permiten usar el lote y las máquinas en un momento oportuno y liberar temprano para soja o maíz. Desde el punto de vista nutricional son una buena fuente de fibra (entre el 15 y el 20% de la ración de un tambo de INTA tiene cultivos de invierno). Es un ingrediente estratégico para equilibrar dietas energéticas y posee aceptables niveles de proteína, entre el 11 y el 13%”, enumeraron.
Por último, otro dato clave: más del 40% de la materia seca se pierde durante la apertura del silo y el suministro. El costo del minuto es de 4,68 pesos entre que se saca el alimento del silo y se entrega en el comedero. En los establecimientos se demoran 50 minutos en ese proceso. Si ese tiempo operativo se reduce a 40 minutos, el ahorro es de 90 mil pesos.