Tecnologías de henificación

La llegada de las rotoenfardadoras a mediados de los 80 revolucionó la forma de hacer reservas de forrajes, facilitando la mecanización de todo el sistema de confección, almacenaje y suministro de heno. Luego, en 1996, con el desembarco de las megaenfardadoras en el país, se generó otro suceso tecnológico en la henificación de alfalfa de alta calidad, pero a pesar del gran avance que demostraron, no llegaron a instalarse en el mercado por la crisis económica de fines de los 90 que interrumpió su oferta. En la década del 2000, la creciente adopción de los mixer verticales aumentó la incorporación del heno dentro de la ración, hecho que lo reposicionó como un ingrediente fuente de fibra y proteína fundamental en las dietas. Luego de una época de letargo, en el año 2008, se vuelven a comercializar megaenfardadoras en nuestro mercado, principalmente por demanda de empresas exportadoras de heno de alfalfa que se instalaron en el país. El regreso de esta tecnología permitió demostrar los beneficios de utilizar heno de alfalfa de alta calidad, el cual no solo tuvo como destino la exportación, sino que encontró una fuerte demanda interna en tambos y feedlots de alta producción que buscan en este heno una fuente de fibra efectiva de calidad. 

El retorno de las megaenfardadoras al mercado impactó directamente en las ventas de las segadoras, no solo en el número de unidades vendidas sino también en el ancho de trabajo de las mismas. Esto se explica por la necesidad de mayor capacidad de corte que abastezcan a las megaenfardadoras y la importancia de producir un heno de mayor calidad. 

Es importante destacar que la presencia de las megaenfardadoras no ha influido negativamente en las ventas de rotoenfardadoras, esto se debe a que ocupan distintos nichos del mercado de henificación, principalmente por diferentes costo de adquisición (U$S 45.000 contra U$S 220.000) y capacidades de trabajo (16 t Materia Seca/h vs 45 t/h). 

Generalmente los usuarios de “las mega” son prestadores de servicios o grandes productores que se dedican a la comercialización y exportación de alfalfa -henifican unos 15.000 megafardos por campaña-, mientras que “las roto” son utilizadas por contratistas pequeños o bien productores que le dan un uso doméstico.

En lo últimos años el mercado de rotoenfardadoras evolucionó hacia modelos equipados con recolectores de mayor ancho, canal de alimentación con acelerador, brazo de compactación con electroválvulas y sistema de atado automático con hilo doble aguja (doble brazo) y con opción a red. Respecto al ancho de cámara, históricamente los usuarios preferían máquinas de 1,56 m con diámetro de rollo de 1,7 a 1,9 m por la mayor facilidad de uso que presentan estos al suministrarlos en los aros porta rollos. Desde hace 5 años la mitad de la demanda del mercado se inclina por máquinas con ancho de cámara de 1,2 m, por la posibilidad que brindan para poder ser transportados en camión, donde la carga no puede superar los 2,40 m de ancho. 

Actualmente Argentina henifica 700.000 ha de alfalfa con una producción que ronda los 5.500.000 toneladas de Materia Seca (MS) de heno, de las cuales 900.000 son confeccionadas en formato de megafardo y se exportan anualmente 40.000 toneladas. La exportación y la venta interna de megafardo ha sido un hecho muy relevante en la comercialización de heno en nuestro país, dado que posibilitó que por primera vez se comenzara a pagar el heno en función de la calidad y no solamente del volumen, como se hacía tradicionalmente con el rollo. 

Si bien los argentinos estamos evolucionando notablemente en la adopción de tecnologías de henificación, todavía queda mucho por mejorar en el proceso de elaboración. Las pérdidas de materia seca y calidad de heno de alfalfa producidas al momento de la henificación son de variada magnitud y se deben principalmente a la pérdida de hoja que se produce al momento de la confección. 

Es muy importante tener en claro que se pueden llevar a cabo ciertas mejoras en el proceso de producción de heno que permitan cosechar, al mismo costo operativo, mayor cantidad de nutrientes, ya que la elaboración de un rollo o megafardo con la mejor calidad demanda las mismas operaciones de corte, rastrillado, henificación y estivado que uno de mala calidad. La diferencia radica principalmente en ejecutar esas actividades en el momento oportuno y con las regulaciones adecuadas para cada caso.

Humedad del forraje 

Es sumamente importante, ya que determina la calidad del heno que se confeccionará y las condiciones en las que tendrá lugar el almacenamiento posterior. Si el forraje no fue secado adecuadamente y es henificado con un contenido de humedad superior a 20%, se produce un deterioro en la calidad, favoreciendo la respiración celular y el desarrollo de hongos que consumen los carbohidratos de alta calidad del forraje y generan calor a través de su respiración. 

Por el contrario, a medida que la humedad de la andana desciende, las pérdidas en cámara aumentan progresivamente. En el caso de las rotoenfardadoras, cuando la humedad de la andana es inferior al 13%, las pérdidas superan el límite de tolerancia aconsejado por INTA para obtener rollos de alfalfa de calidad. Autores: Ing. Agr. M.Sc. MARIO BRAGACHINI -Ing. Agr. FEDERICO SANCHEZ -Ing. Agr. GASTON URRETS ZAVALÍA -Téc. MAURO BIANCO GAIDO

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