“Hemos llegado a la campaña 2015/16 con una caída muy fuerte en el área sembrada, que tendería a revertirse en el próximo ciclo”, indicó es especialista en las jornadas organizadas por CRA. Atribuye la buena proyección a la disminución de las retenciones, el levantamiento de las restricciones comerciales y el ajuste del tipo de cambio.
De acuerdo con el experto, las proyecciones indican un crecimiento importante en lo que a cereales se refiere: trigo 31%, maíz 30%, sorgo 22%; por lo que se quiebra así la tendencia decreciente de los últimos años. En lo que respecta a las oleaginosas, lideradas por la soja, habría una muy pequeña variación (-3%). En cambio el girasol prevé un aumento del 44%.
Para López “es notable el crecimiento de hectáreas, efecto de estos cambios en las políticas”. Esto en términos de producción implica que “salimos de una suerte de estancamiento de los últimos 5 años, donde tuvimos producción suspendida y disminución del área sembrada”.
En la campaña 2015/16 se cosecharon 110 millones de toneladas y para este ciclo 2016/17 se estiman 123 millones de toneladas, 13 millones de toneladas más. “Hoy, con 110 millones, tenemos problemas logísticos no menores, y con 13 millones más se van a agudizar”. ¿Qué va a pasar con los saldos exportables? “O se orientan a lograr mayor valor agregado, o se sigue manteniendo un ritmo de saldo exportable en función a lo que son los excedentes de los consumos locales”, aseguró.
Para este ciclo tendríamos casi 90 millones de toneladas de exportación. Para el 2024/25 se estiman 111 millones de toneladas, casi 20 millones más. “En dinero implicaría 10 mil millones de dólares más, por ese motivo la logística para manejar todo esto es muy importante”.
Hay limitantes internas que influyen en el crecimiento de nuestra producción: marco jurídico, sistema financiero sólido, reglas de juego claras, sistema comercial interno y externo, incremento del valor agregado, infraestructura para la producción, instrumentos de política agraria y sustentabilidad del sistema. En lo que respecta a la infraestructura para la producción, López contempla grandes puntos como la movilización de graneles, el almacenamiento y acondicionamiento, la logística portuaria y la industrialización.
La cosecha gruesa se concentra principalmente entre los meses de marzo a junio. “Esto quiere decir que hay una estacionalidad muy fuerte que requiere una logística particular”. López señaló que en Argentina es prácticamente marginal la hidrovía. Dentro de la matriz del transporte de soja, Argentina utiliza la hidrovía en un 4%, la ferrovía en un 13% y la rodovía (camión) en un 83%. Por otra parte, sostuvo en base a una encuesta, que “hay un consenso generalizado que el estado de las rutas en Argentina es muy malo y el 55% de los camiones son anteriores al 2000”.
En cuanto al ferrocarril, indicó que “está muy limitado en el transporte granario, sólo en un 13%”. En este punto, el especialista hizo referencia al Belgrano Cargas, que está en una zona de influencia de 130 millones de toneladas y en el último año cargó menos del 5%. “Es imprescindible contar con una herramienta de esas características. Es fundamental ya que tiene que competirle a la región pampeana e incentivar a hacer cultivos más costosos, desde el punto de vista del transporte y en relación al volumen”. Prensa CRA