Jamaica, Trinidad y Tobago o el Reino de Tonga no sólo tienen en común su condición insular, sus playas paradisíacas o su pasado colonial.
Son también naciones que guardan en secreto los registros de marcas de muchos de los productos de grandes empresas tecnológicas estadounidenses.
Desde 2010, Apple presentó más de 300 solicitudes de marcas registradas en Jamaica y cerca de 40 en Trinidad y Tobago.
En el caso de Google, predominan Tonga y Trinidad y Tobago. Amazon también registró alguna marca en las islas caribeñas. Y en el caso de Microsoft, el destino preferente suele ser Sudáfrica.
De esta forma, el secreto permanece oculto hasta seis meses y nadie fuera del país puede tener acceso a él.
Algunos de los productos patentados son tan conocidos como Apple Music, Siri, YouTube Red, Facetime o Google Chromecast.
65 países en 5 continentes
Si bien las patentes deben ser públicas, las empresas eligen estos países para aprovechar un vacío legal de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO, por sus siglas en inglés).
Este organismo regulador permite hacer la gestión en países donde no existe una base de datos pública de las marcas registradas.
Para llevar a cabo el proceso, debe hacerse a través de la sección 44(d) de la Ley de Marcas (Ley Lanham), que abarca las solicitudes de registros en países extranjeros.
Y aquí entra en juego la astucia de la empresa para no hacer público el registro. Al menos, fuera de la frontera de ciertos países.
Según la compañía proveedora de software legal AT Legal, con base en Estados Unidos, hay 65 países en todo el mundo donde no existe una base de datos digital accesible a nivel público para este tipo de gestiones.
Algunos son microestados caribeños, como las Bahamas, Barbados, Surinam o Santa Lucía.
Otros son naciones asiáticas algo aisladas del resto del mundo, como Nepal, Bután o Papúa Nueva Guinea. Otros tantos están en África, como Burundi o Zimbabue.
Y más de una decena, en América Latina: Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela figuran en la lista.
En esos países donde no se utiliza internet para registrar la marca, la empresa debe presentarse personalmente en la oficina de registros y seguir una serie de pasos burocráticos.
“No sé con seguridad cuánto tiempo llevan las empresas usando la sección 44(d) de esa forma, pero es algo que ocurre”, le cuenta Nehal Madhani, director ejecutivo de AT Legal.
Madhani dice que, de momento, no se han observado casos de solicitudes en todos estos países, “aunque es ciertamente posible” para una firma estadounidense llevar a cabo esa gestión.
“Las empresas que tienen procesos con abogados para gestionarlo de esa forma, seguramente lo sigan haciendo así”, explica.
Y todo por alargar un poco el margen de tiempo antes de que la noticia salga a la luz.
Ventaja competitiva
Esta práctica no es ilegal, pero es una forma para algunas compañías de aprovechar un limbo jurídico para obtener cierta ventaja sobre su competencia.
“Las empresas cuyos lanzamientos de productos son muy analizados por sus competidores y por los medios de comunicación se benefician guardando su solicitud de registro de marca fuera del radar público durante más tiempo y así controlan mejor el momento de la divulgación“, explica Madhani.
De esta manera, “evitan dar a conocer en el momento del registro la descripción del producto o servicio, o de algunos prototipos”, dice el experto.
Pero Madhani no es el único que ha investigado este asunto.
El abogado Roberto Ledesma, que tiene su despacho en Nueva York y es miembro de la Asociación Internacional de Marcas (INTA), lleva tiempo analizando el caso de Google y de sus numerosos registros de marcas en Tonga.
A Ledesma le llamó la atención que el gigante tecnológico registrara su marcaGoogle Glass en el archipiélago polinesio, en lugar de en Estados Unidos.
Y escribió un artículo en su blog hace dos años del que algunos medios se hicieron eco.
Lo hacen para ganar cierta ventaja competitiva, aunque sea mínima.
“Normalmente, las empresas en Estados Unidos no suelen confiar en registrar sus marcas en países extranjeros y por eso el hecho me llamó la atención”, le cuenta Ledesma en conversación telefónica.
Según el especialista, esto es algo que “cualquier compañía podría hacer”, pero es “muy habitual que grandes empresas tecnológicas como Google, Apple y, más recientemente, Snapchat, lo hagan“.
Ledesma dice que esta última llevó a cabo ese procedimiento al registrar sus gafas y cambiar el nombre de marca a Snap Inc.
Ventaja competitiva
Sin embargo, Madhani asegura que hay una tendencia a que cada vez más oficinas de propiedad intelectual tengan los datos de los registros en internet.
Y Ledesma coincide: “tener un registro público es lo más indicado”, explica.
Pero llevará tiempo.
“Hay una inversión sustancial en términos de los recursos y el tiempo que necesitan (esos países) para que sus oficinas gubernamentales cuelguen en internet datos de propiedad intelectual que se han generado durante décadas“, dice Madhani.
“Y probablemente les tome varios años reducir la brecha”, asegura.
Mientras tanto, lo más probable es que los gigantes tecnológicos sigan sacándole partido al atajo legal a la hora de registrar sus marcas.
Según Ledesma, cada vez son más las compañías que lo hacen.
“No corren riesgo alguno y ganan privacidad con una mínima diferencia en cuanto al costo económico de la gestión. Les vale la pena, si realmente tienen motivos para que exista ese secretismo”, explica.
“Mi conclusión es que lo hacen para ganar cierta ventaja competitiva, aunque sea mínima. No sé por qué la ley lo permite pero tampoco veo por qué no”, sostiene el abogado.