En uno de sus más recientes informes, la consultora del Rosgan y productora ganadera, María Julia Aiassa, analizó el contexto actual del mercado internacional de carne vacuna, que comenzó el año con una demanda en alza. Sin embargo, mientras los países exportadores logran aprovechar este escenario favorable, las exportaciones argentinas muestran un retroceso, lo que refleja los problemas de competitividad que atraviesa el sector local.
Según el análisis, tras haber cerrado 2024 con cifras récord, Argentina inició el 2025 con una caída significativa en sus envíos al exterior. Los datos oficiales del INDEC indican que, en febrero, se exportaron 50.100 toneladas de carne vacuna (peso producto), cifra que, si bien fue superior a las 46.700 toneladas de enero, representa una baja del 27,5% respecto al mismo mes del año pasado.
En el acumulado del primer bimestre, las exportaciones sumaron 96.805 toneladas, lo que implica una disminución del 26,1% interanual. Si bien la mejora en los precios suavizó parcialmente el impacto en los ingresos, el total facturado fue de 474,5 millones de dólares, un 3,8% menos que en igual período de 2024.
Más allá de las cifras, lo llamativo —señala Aiassa— es el contraste con el desempeño de los principales exportadores mundiales. Por ejemplo, Brasil, el mayor proveedor global, exportó 370.900 toneladas en los dos primeros meses del año, un 3% más que en 2024, y con un incremento del 10,2% en los precios promedio.
En la misma línea, Australia —segundo exportador mundial— embarcó 198.500 toneladas, lo que representa un aumento del 17,2% en comparación con el año anterior. Este volumen supera incluso los picos de años con alta liquidación de stock, como 2014/15 y 2019/20.
Otros vecinos también lograron capitalizar la coyuntura. Uruguay exportó 65.800 toneladas, un 4,5% más que en 2024, con precios 20,6% más altos. Y Paraguay, con 62.600 toneladas exportadas, marcó un récord histórico, creciendo un 21,6% respecto al año pasado.
Este crecimiento generalizado responde a un contexto de oferta global limitada, producto de una menor producción en países clave como Brasil, China y Estados Unidos. Este último, históricamente exportador, se consolida por tercer año consecutivo como importador neto, lo que contribuye a la presión alcista sobre los precios internacionales.
El índice de precios de carne vacuna que elabora la FAO da cuenta de esta tendencia: en febrero de 2025, se ubicó en 131,9 puntos, un 10,7% por encima del nivel registrado en febrero de 2024, y apenas un 2% por debajo del récord alcanzado en 2022.
Estados Unidos no es el único impulsor del mercado. Europa muestra valores elevados, con precios para la cuota Hilton que rondan los USD 17.000 por tonelada. Israel también mantiene una demanda firme, tanto en volumen como en precios. Incluso China, que durante gran parte del año pasado presionó a la baja, está mostrando una recuperación paulatina en los valores que paga.
Los datos de aduanas de destino indican que las 470 mil toneladas importadas en enero y febrero de este año se valorizaron en USD 5.200 por tonelada promedio, un 9% más que en el mismo período de 2024. En tanto, la APEA informa que los precios actuales de los principales cortes exportados a China oscilan entre USD 4.000 y USD 5.000 la tonelada, entre un 15% y un 20% por encima del año pasado.
En síntesis, el escenario global sigue ofreciendo oportunidades. La demanda se mantiene firme y los precios acompañan. El desafío para la Argentina es claro: recuperar competitividad para no quedar afuera de un mercado que, más allá de las fluctuaciones, continúa enviando señales positivas. El rumbo que tomen los destinos clave y la capacidad del sector para responder serán decisivos en los próximos meses.